Reflejos de una esperanza

Desde los últimos años setenta a los primeros ochenta tuvo lugar en nuestro país un fenómeno político, jurídico y cultural conocido como «proceso autonómico»: España se despojaba de su piel de serpiente centralista e iniciaba la reconversión de las antiguas regiones en comunidades autónomas con poderes no sólo administrativos, también legislativos y judiciales. Ese proceso estuvo acompañado por una auténtica eclosión de lo que podría llamarse «sentimiento de autoctonía», despertada en prácticamente todo el país, un sentir regional que en algunos casos era casi inédito y que en otros tenía una larga tradición que hundía sus raíces en el siglo XIX. Manifestaciones festivas y reivindicaciones culturales y políticas de todo tipo acompañaron el proceso. Los límites de la mayoría de las nuevas comunidades autónomas coincidieron con las antiguas regiones, pero no sucedió así siempre. Se crearon algunas nuevas, caso de Cantabria, antigua provincia de Santander, y La Rioja, la vieja provincia de Logroño, ambas escindidas de Castilla la Vieja, y también Madrid, antaño tan sólo provincia de Castilla La Nueva. En cambio, la única región que, existiendo antes, no alcanzó su autonomía fue la nuestra, la que llevaba un viejo nombre de evocación medieval y romanceada, León. Debió ser por muy poco, porque el profesor de Prehistoria e Historia Antigua de la Uned y experto en numismática y medallística Manuel Abad, leonés, ha localizado una medalla elaborada, como todas sus hermanas, a principios de los años ochenta para conmemorar el nacimiento de las autonomías. Y la nuestra, por la que se manifestaron en gran número ciudadanos de a pie sin matiz político alguno, también estaba. Nos cuenta Manuel Abad que siempre que contemplemos las monedas circulantes que llegan a nuestro bolsillo «observaremos que sus leyendas y representaciones nos muestran la política oficial que se vive en ese momento. Sin embargo, hay otras palpitaciones ciudadanas que se escapan de celebrarse en las monedas y se sirven de la medalla como elemento recordatorio para celebrar visitas oficiales, acontecimientos destacados, celebraciones de congresos, etc. En estos casos suele suceder que alguna empresa se adelante con posibles ofertas». La Comunidad Autónoma de León, a favor de la cual se posicionaron ciudadanos, colectivos, los grandes ayuntamientos como los de León y Ponferrada y los principales partidos políticos antes del viraje de la UCD, tuvo también su medalla conmemorativa. «Hasta que sus impulsores nos aclaren del todo su génesis -dice Abad-, suponemos que este objeto es una de esas medallas y celebra, por si llegaba el caso, la aprobación por Ley Orgánica del Estatuto de Autonomía de León». Esfuerzo y mucha suerte «Como aquel sentir y propuesta leonesa no salió adelante -continúa Manuel Abad-, la medalla quedó sin editarse salvo la muestra de algún ejemplar que la casualidad y el testimonio de mi amigo Javier Colino me permitió conocer. Aprovecho la ocasión para agradecer a todos mis amigos leoneses su continua ayuda y colaboración, pues sin su ayuda no podría continuar el catálogo que me encuentro realizando de las medallas relacionadas con León. En este caso me puso tras la pista de la medalla que por nuestro conocimiento y la suerte me permitieron dar incluso con los cuños antes de que desapareciesen. Estaban en mal estado y abandonados, en manos de un comerciante al que se le habían vendido como chatarra por haber desaparecido la empresa Numisma, ejecutora de los cuños y las pruebas». Con los cuños se hizo una serie de tan sólo 17 medallas. Todas muy guapinas.