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CRÉMER CONTRA CRÉMER

Hoy los tiempos adelantan que es una barbaridad

Publicado por
VICTORIANO CRÉMER
León

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HOY los tiempos adelantan que es una barbaridad, depara una y otra vez la letra de la zarzuela. De tal modo esta transformación se produce que al cabo de bien poco tiempo no conoce a la ciudad ni la purita madre que la dio el ser. Hay un tiempo para todo, y no existe día sin su afán y lo que ayer se ambicionaba hoy se desdeña, así como se ambiciona lo que en un tiempo feliz parecía el sumum de la felicidad. Hubo tiempo para todo: para el torero pinturero, para el futbolista habilidoso y para el modelo de pasarela. Hoy, por lo que se comprueba, es tiempo de famoseo, o sea de conquista de la fama, cueste lo que cueste y por muy costoso que resulte mostrar las intimidades. Pero lo que los españoles nunca llegaron a esperar, es ver cómo son suplidos, en tareas que desde el principio de la nacionalidad y la comprobación de las identidades naturales, parecían que estaban inscritas en el padrón de las funciones naturales del leonés, por ejemplo... vinieron los unos y los otros y la planificación del quehacer humano se cambió de modo absolutamente radical, y las tareas, los trabajos, la vocación para lo que estábamos especialmente diseñados se convirtieron en anotaciones históricas. Por ejemplo las tareas del campo, que parecían previstas para los nacidos y crecidos entre el cielo y la tierra, con la llegada de los americanos del sur, dejaron de practicarse, abandonando el menester en manos de los recién llegados, de los sin tierra, sin hogar, sin techo y sin un puesto a la lumbre. Y los poblados amenazados de quedarse desiertos y sin habitantes, comenzaron a poblarse de gente más o menos oscura, que trabajaba la tierra con sus manos. Las labores propias de su sexo encomendadas a la mujer de su casa, fueron abordadas con la invasión de las esforzadas mujeres de la Amazonía (como quien dice) abandonando las tareas de la casa en manos de los varones inmigrantes. En Barcelona, que es tierra de renovación sorpresiva cuando los «okupas» se esfuerzan en quebrantar los usos, leyes y costumbres de la habitalidad legal, se descubren como figuras idóneas para el modelismo. Y diseñadores esbeltos y casi hasta esculturales muchachos senegaleses para exhibir, ya puestos en trajes adecuados aquellas modas que habrán de caracterizar y distinguir a los dandys de mañana, paseando modelos de arriba abajo y trocando el gesto victimario por el del insolente representador de la moda. Y no digamos la afluencia en nuestros campos de deportes de navegantes del hambre inscritos en las nóminas más abiertas de sociedades anónimas como el Real Madrid o el Barcelona, en donde los morenos más ágiles y los blancos más habilidosos acaban en primera línea de los grandes ingresos. Gana más, me aseguran, un medio centro de un equipo de Tercera División, que un catedrático de Filosofía y Letras en una Universidad de primera. Llegará un tiempo, si no ajustamos nuestras cuentas y nuestras posibilidades, en que, la vida política del país se determine por la influencia que ejercen los emigrantes, que alcanzan ya los diez millones con derecho a voto y las manifestaciones de protesta, por ejemplo, serán dirigidas por aventureros de la necesidad.