Admite que el enfriamiento con agua de la carga del «Ostedijk» no ha logrado resultados en las emisiones
El Gobierno pide ahora al armador un plan de actuación sobre la carga
El barco está sin tripulación y el capitán se fue a La Coruña tras ser atendido en Burela
El Ostedijk seguía ayer por la mañana un rumbo zizageante, remolcado por el Don Inda , para controlar las emanaciones de la carga de 6.000 toneladas de fertilizantes que al cierre de esta edición continuaban saliendo de dos aperturas de la bodega 2 del mercante. En paralelo, el Gobierno decidía por la tarde cambiar de estrategia y pedir un plan de actuación sobre la carga al armador holandés del buque, que debía entregar antes de las 22 horas de ayer. El carguero se dirigía al mediodía a un punto abrigado de los vientos del suroeste, seis millas al noreste de Estaca de Bares, con el objetivo de encontrar un lugar tranquilo donde comenzar la maniobra de enfriamiento mediante los cañones de agua del remolcador Alonso de Chaves. Sin embargo, el mal estado del mar, con olas de cuatro metros, truncó los planes iniciales que ayer manejaba el gabinete de crisis que dirige las operaciones desde la torre de control de La Coruña, y tan sólo se acometió una serie de tandas de riego de carácter superficial -no pudieron abrirse las escotillas- hacia los dos respiraderos por donde salen gases de color naranja, que ayer dejaron de ser calificados de tóxicos y se describieron como «irritantes» por parte del portavoz único del gabinete de crisis, Pilar Tejo, directora de la Sociedad Estatal de Salvamento Marítima. Sin capitán El gabinete de crisis también decidió ayer evacuar a los ocho tripulantes desde el buque holandés al remolcador Don Inda mediante un bote salvavidas con el objetivo de aumentar la velocidad de remolque. Estaba previsto que permanecieran a bordo del buque polivalente hasta que se decidiera acometer la apertura de las escotillas para proceder a un enfriamiento más profundo de la bodega afectada, pero el mal tiempo y la indisposición del capitán del buque, que fue evacuado a media tarde de ayer al Hospital da Costa de Burela con la salvamar Sargadelos , truncó los planes iniciales. De hecho, el buque permaneció a 13 millas al norte en la vertical de Celeiro y no se acercó al lugar abrigado donde estaba previsto llevar a cabo la operación de enfriamiento con las escotillas de la bodega abiertas. La reacción del capitán fue aún más sorpresiva y se trasladó a La Coruña después de ser dado de alta en el hospital de Burela con síntomas similares al de los cuatro filipinos evacuados inicialmente: irritación de ojos y hormigueos en las piernas. Diversas fuentes aseguraron que iba a reunirse con el representante de la aseguradora para tener información de primera mano y plantear el plan sobre la carga que reclamó el Gobierno. La propuesta del armador será analizada por el gabinete de crisis y por los técnicos de Fertiberia que asesoran al Gobierno, así como dos expertos de la empresa propietaria de la carga que viajaron desde Noruega para asesorar al comité creado para gestionar la crisis. En cualquier caso, de momento hay un método de actuación -el enfriamiento por riego- que la propia portavoz Pilar Tejo admitió ayer que, de momento, «no ha logrado resultados apreciables». El gabinete de crisis valorará hoy el plan del armador y decidirá si es factible, mientras el buque seguía sin tripulación. Los cuatro marineros de nacionalidad filipina que fueron evacuados se recuperan en La Coruña. Enrique Gallardo, uno de los tripulantes, manifestó que «era un humo muy fuerte, si lo inhalas tres segundos te desmayas. Es un humo -aña-dió- blanco y amarillo, con olor a producto químico, que te da una sensación como de morirte». «Era un humo muy fuerte, si lo inhalas tres segundos te desmayas. Te da sensación como de morirte» ENRIQUE GALLARDO Tripulante del «Ostedijk»