Cerrar
Publicado por
CARLOS G. REIGOSA
León

Creado:

Actualizado:

YA ES PARADÓJICO que este mes haya sido José Luis Rodríguez Zapatero quien más ha citado a José María Aznar en favor de su política antiterrorista, mientras que Mariano Rajoy ha guardado el silencio de quien ha decidido hacerse el sordo acerca de este asunto. ¿Por qué ha citado tanto Zapatero al ex presidente? Porque hay frases de Aznar que, paradójicamente, respaldan la opción negociadora de Zapatero. ¿Y por qué no lo cita Rajoy? Porque el presidente del PP considera que las palabras de Aznar tenían sentido en su momento, pero no ahora, y mucho menos después del atentado de Barajas. Para José Luis Rodríguez Zapatero, se trata de seguir insistiendo de un modo exigente y garantista ante una ETA cada vez más débil (aunque ahora nadie se atreva a afirmar esto en público), mientras que para Rajoy ya no va más en esta partida. El líder del Partido Popular está convencido de que ETA jamás aceptará una negociación que implique la renuncia a sus expectativas de territorialidad y ámbito vasco de decisión, con la incorporación de Navarra a Euskadi. Ambas posturas son defendibles y no debieran producir el rudo encono al que nos han arrojado, con nuestros políticos convertidos en unos pirómanos dialécticos que nos toman por tontos. Si la ciudadanía se ha dividido en torno a este proceso es porque no resulta fácil optar teniendo enfrente a una Batasuna-ETA que no cumple los requisitos mínimos de credibilidad para convertirse en un interlocutor fiable. Tanto Batasuna como ETA vienen del «todo vale», y esta divisa repugnante ha caducado. Y precisamente porque es así, Rodríguez Zapatero y Mariano Rajoy deben mantener sus discrepancias tan rotundamente como quieran, pero sin que ello favorezca a esos etarras que ahora disfrutan viendo cómo se agita y encrespa el reñidero nacional en que hemos desembocado. Discrepar sin dar bazas a ETA sería un espléndido objetivo que nos beneficiaría a todos. Desgraciadamente no está ocurriendo esto. Al contrario, el mal se extiende y radicaliza, y la esperanza ya está más en la sociedad que en sus dirigentes. Es decir, está en esa mayoría silenciosa y silenciada que ni se encona ni se radicaliza ni cree en el funambulesco guerracivilismo de tanto orate. Felizmente esta mayoría existe.

Cargando contenidos...