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Se han catalogado 34 especies de peces, de las que 21 son autóctonas y 13 introducidas

Castilla y León alberga el 50% de la riqueza piscícola continental Asignatura pendiente del conservacionismo

Se gestionan 195.000 licencias de pesca, la quinta parte de las expedidas en España

Publicado por
Miguel J. Tré - león
León

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Castilla y León ocupa un lugar de privilegio a nivel nacional por su riqueza piscícola, más allá de lo que son las especies estrictamente pescables. Se han catalogado 34 especies de peces (el 49% de las continentales existentes en España), a las que hay que añadir 3 de crustáceos y 1 de moluscos. Así lo ha afirmado el consejero de Medio Ambiente, Carlos Fernández Carriedo, durante la presentación del libro de Carlos M. Martín, «Guía de Peces de Castilla y León», en cuya edición ha colaborado la Consejería de Medio Ambiente. Las 34 especies se reparten así: 17 Cypriniformes (colmilleja, barbo, bermejuela, boga, cacho, gobio, pardilla, tenca, carpa o lobo de río), 6 Salmoniformes (trucha, hucho, salmón, lucio), 4 Perciformes (fraile, luciperca, perca y pez sol), 1 Cypridontiformes (gambusia), 1 Siluriformes (pez gato negro) y 1 Anguilliformes (anguila). Según indicó el consejero, «el por qué de esa riqueza se debe, en primer lugar, a que en nuestra comunidad hay 49.200 kilómetros de masas de agua, más que en ninguna otra, y a que tiene presencia en cinco cuencas hidrográficas, cada una de ellas con su propia biodiversidad». Biodiversidad Fernández Carriedo explicó que 13 especies han sido introducidas y 21 son autóctonas. De estas últimas, 14 son endemismos ibéricos, 7 de mayor ámbito, y una (Pardilla salmantina) pendiente de reclasificación, aunque se incluirá como un endemismo de la comunidad, estrictamente salmantino. Además, hay vinculadas a las masas de agua tres crustáceos: cangrejo rojo americano, señal y autóctono, y un molusco, el mejillón de río o náyade, que cuenta con el único programa Life de la comunidad dedicado a una especie acuática. Para hacerse una idea de lo que suponen nuestros ríos en términos de biodiversidad, Carriedo indicó que 18 de los 40 espacios naturales, y el 70% de las 70 Zonas de Especial Protección para las Aves y de los 120 Lugares de Importancia Comunitaria de Castilla y León incluidos en la Red Natura 2000, están vinculados con el agua. Además, hay catalogadas 297 Zonas Húmedas de Interés Especial y un importante número de Riberas Protegidas. La superficie de nuestra red fluvial es de 94.224 kilómetros cuadrados repartidos entre las cuencas del Duero (28 especies), Ebro (22), Sil (11), Tajo (20) y Cantábrica (8). Todo ello sin olvidar las 605 masas de agua clasificadas para la práctica de la pesca (cotos, tramos libres sin muerte, escenarios deportivo-sociales, tramos vedados y aguas en régimen especial). Un total de 21 especies son pescables, 4 son pescables con prohibición de devolver al río, y 9 no son pescables. Como consecuencia de estas cifras, en Castilla y León se gestiona el 20% de las licencias de pesca que se expiden en España, habiéndose incrementado más del 50% en los últimos años al pasar de 95.272 en 1989 a las 195.641 expedidas en el año 2005. Fernández Carriedo recordó las actuaciones que se llevan a cabo desde la Consejería de Medio Ambiente para conservar y mejorar la fauna piscícola tales como los Planes de Ordenación de los Recursos Acuáticos, que garantizarán una mejor protección de la vida piscícola, especialmente en los tramos de mayor calidad, y el Plan Forestal de Castilla y León, que incluye el Programa Vertical de Gestión Piscícola. En este sentido, afirmó que «entre las medidas que incluye está fomentar la conservación de las poblaciones de trucha común y promover su aprovechamiento sostenible, la declaración de tramos de ríos libres sin muerte, el incremento de los cotos sin muerte, la extensión de las zonas vedadas, la regulación del empleo de cebos y señuelos, el aumento de tallas mínimas, repoblaciones o la adecuación de frezaderos». Durante su intervención, Carlos Martín quiso agradecer la colaboración recibida por muchas personas y por la propia Consejería y aprovechó para afirmar que «los peces, y en general los ecosistemas acuáticos, son una asignatura pendiente del conservacionismo, que puede obedecer a la dificultad que entraña la observación de estos vertebrados en su medio natural, lo que ha desencadenado un déficit de atención. Espero que este libro sea una contribución a difundir un patrimonio casi olvidado, especialmente en una época en la que son muchas y muy graves las amenazas que se ciernen sobre los ecosistemas». Hizo una llamada de atención para que todos contribuyamos en la medida de nuestras posibilidades a conservar los ríos, no como un capricho de ecologistas y naturalistas, sino para recordar a toda la sociedad que la conservación de la naturaleza es un imperativo legal que se ha asumido desde la comunidad internacional en virtud de numerosos convenios suscritos por España. En este sentido, explicó que recientemente se ha constatado la pesca del primer ejemplar de siluro en aguas de Castilla y León, y la masiva distribución de lucioperca, nocivas para nuestros ecosistemas. La obra es la primera publicación dedicada exclusivamente a la riqueza piscícola en Castilla y León, tiene 270 páginas y 250 fotografías (todas ellas de peces vivos), lo que ha requerido el uso de cámaras fotográficas especiales.