Tan diferente como sus caras

No hubo uvas, quizá por lo intempestivo de la hora de aquí para celebrar un año nuevo, la una de la tarde. Pero lo que no faltó fue diversión a raudales para los cuarenta niños chinos que ayer acudieron con sus familias al Ayuntamiento de San Andrés del Rabanedo para celebrar la llegada del nuevo año chino. Una tradición que se celebra de forma muy diferente en España y en China. Tan diferente como son las caras de los pequeños que recibieron el nuevo año, a pesar del dicho popular de que todos los chinos son iguales. Este será el año del cerdo y, por lo que dicen, será un año magnífico y propicio para que salgan bien todas aquellas aventuras que se emprendan. En la provincia de León hay un total de noventa familias que tienen niños adoptados en el país oriental, la mayoría de León y Ponferrada. La jornada la organizó la Asociación Nacional en Defensa del Niño (Andeni), que surgió ante la necesidad de orientación que tenían los padres que adoptaban en la República Popular China. Uno de sus representantes, Javier Campoy, destacó la importancia de inculcar la cultura china a los pequeños, motivo por el cual siguen a rajatabla todas las celebraciones tradicionales de aquel país. «Queremos inculcarles su cultura, ya que es en la que han nacido y por eso celebramos las fiestas al igual que en su país», explica este padre de una de las pequeñas, que añade que el año pasado fue uno de los que registró mayor número de adopciones, algo que cambiará a partir del próximo 1 de mayo. La celebración del año nuevo chino se distingue por muchos aspectos de la española aunque su nota más características «es su forma distinta de entender la vida», resalta Javier Campoy. Explica que uno de los objetivos de la asociación es informar sobre las adopciones y quiere dejar claro que «no sólo es traer a un niño de allí, sino que adoptar es mucho más». De hecho, asegura que «los padres estamos muy agradecidos a aquel país porque nos han dado lo más preciado para nosotros, que sin duda son nuestros hijos». Estos pequeños conviven con total normalidad con el resto de los niños leoneses. Su integración en la guardería o en el colegio es perfecta, tal y como relatan los padres, y ante la pregunta de cómo educarles, lo tienen claro: igual que si cada uno de ellos fuera hijo biológico. Al acto asistieron las concejalas María Eugenia Gancedo y Concepción Rodríguez Carús, que destacaron el «la lucha, el esfuerzo y la dedicación» que han tenido que realizar los padres para conseguir traer a los niños desde el país de origen.