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LITURGIA DOMINICAL

Desciende, Pedro, a trabajar a la tierra

Publicado por
JUAN CARLOS FERNÁNDEZ MENES
León

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UNO de nuestros grandes santos, Agustín, el gran obispo de Hipona, comenta el pasaje evangélico de este domingo y nos sugiere trazos para nuestra vida cristiana. Vale la pena releerlo: «Ve esto Pedro y, juzgando de lo humano a lo humano, dice: Señor, bueno es estarnos aquí. Allí tenía a Cristo, pan del alma. ¿Para qué salir de aquel lugar hacia las fatigas y los dolores? Quería que le fuera bien: Si quieres, hagamos tres tiendas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías. Nada respondió a esto el Señor, pero Pedro recibió, no obstante, una respuesta: vino una nube refulgente y los cubrió. Él buscaba tres tiendas. La respuesta del cielo manifestó que para nosotros es una sola cosa lo que el sentido humano quería dividir. Cristo es la Palabra de Dios, Palabra de Dios en la Ley, Palabra de Dios en los Profetas. ¿Por qué quieres dividir, Pedro? Más te conviene unir. Busca tres, pero comprende también la unidad. Al cubrirlos a todos la nube y hacer en cierto modo una sola tienda, sonó desde ella una voz que decía: «Éste es mi Hijo amado». Se recomienda a Aquel de donde procedía la gloria a la Ley y a los Profetas. Oído esto, cayeron a tierra. Ya se nos manifiesta en la Iglesia el reino de Dios. En ella está el Señor, la Ley y los Profetas; pero el Señor como Señor; la ley en Moisés, la profecía en Elías, en condición de servidores, de ministros. Ellos, como vasos; él, como fuente. Moisés y los Profetas hablaban y escribían, pero cuanto fluía de ellos, de él lo tomaban. El Señor extendió su mano y levantó a los caídos. A continuación no vieron a nadie más que a Jesús solo. ¿Qué significa esto? En el caer a tierra simbolizaron la mortalidad... Y cuando el Señor los levantó, indicaba la resurrección. Después de ésta, ¿para qué la Ley, para qué la Profecía? Por esto no aparecen ya ni Elías ni Moisés. Te queda sólo: en el principio existía la Palabra y la Palabra estaba junto a Dios y la Palabra era Dios. Te queda el que Dios es todo en todo. Allí estará Moisés, pero no ya la Ley. Veremos allí a Elías, pero no ya al Profeta. La Ley y los Profetas dieron testimonio de Cristo. Así se cumple lo que Dios prometió a los que lo aman: El que me ama será amado por mi Padre y yo también lo amaré. Desciende, Pedro. Querías descansar en la montaña, pero desciende, predica la palabra. Esto te lo reservaba para después de su muerte. Ahora, no obstante, dice: «Desciende a trabajar a la tierra, a servir en la tierra, a ser despreciado, a ser crucificado en la tierra». Descendió la Vida para encontrar la muerte; bajó el Pan para sentir hambre; bajó el Camino para cansarse en el camino; descendió el Manantial para sentir sed, y ¿rehúsas trabajar tú? No busques tus cosas. Ten caridad, predica la verdad; entonces llegarás a la eternidad, donde encontrarás seguridad».

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