Diario de León

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VENTAJAS de ser estrella carcelaria: De Juana Echao pilló foco y actuó, estiró el cuero de la cara, circunflejeó las cejas, arqueó las comisuras para pintar en su boca las furias de profeta en trance de apocalipsis y, buscando perfilar costillamen etíope, metió barriga haciendo fosa; tanto, que se le salió el pijo y se le metió la novia en la cama. Cosas de la naturaleza. Los polis que le vigilaban se hicieron cruces en los ojos; no se lo creían. Solución habría sido, quizás, que se hubieran metido ellos también entre las sábanas por aquello de garantizar y estrechar la custodia del preso con celo profesional o montarse un menage con cualquier otro celo. Inventándose con coña anacoreta su propio corredor de la muerte, Echao se ha venido arrogando (alguien paga) todos los privilegios que la tradición carcelaria dispensa sólamente y una vez al ultimado que está en capilla a la espera de la ejecución que le despida de este mundo... y a lo bobo y a lo torvo, el chantaje afilado entre los dientes, ultimó su contrato con la ley por la vía de la gracia (la que le concedieron y la que este asunto tiene, pues gracioso no lo hay más, ni que más chistes malos inspire: al ir del hospital a su casa por puente de plata, le dijo el ministro al etarra «¡de Juana!... ¡chao!»... o aquel que asegura que a De Juana no se le aceptó en la pasarela Cibeles porque no tenía el peso de su masa corporal... aunque la moda, seguramente, no habrá dicho aún su último chiste, pues veremos algún día desfilando maromos escurridos, carnes color yogur, a los que vestirá cualquier modisto delfinete o ultragaliano, diseñadores al salto locos por apuntarse (comprometerse, le dicen) a cualquier guerra que dé que hablar (de ellos) y les pondrán pantalones de pijama arremangados, costillas tatuadas, muñequeras de atadura por sudadera y una sonda colgando del culo; apuéstate algo). Y ahora resta conocer, aunque no se tenga ningún interés en ello, el desenlace de ese otro etarra que inició huelga de hambre, según guión, en una cárcel francesa para que no le juzguen aquí. Se sentirá relevo, el tío, nueva estrella sustituyendo a la prima donna que ha dejado la comedia. El papel es ahora suyo: focos, prensa, editoriales, tertulias, manifas, garrafas... Pero es bobo este pájaro: en el espectáculo informativo, los segundones son nadie.

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