Diario de León

Detectados los primeros productores de «ciberporno» infantil en España

Pornografía y pederastia usan la Red para abusar de los menores

El perfil del pederasta es masculino, pero los hay de todas las edades, estado civil y clase social

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Manuel Mediavilla - valencia
León

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Las formas de distribución de pornografía infantil se han actualizado gracias a Internet, que es «un medio idóneo» para hacer circular diariamente millones de fotografías y cientos de miles de vídeos de menores, «aunque no sea necesariamente de abusos sexuales». El retrato de situación lo ha hecho durante el Foro Internacional Infancia y Violencia Enrique Rodríguez, inspector jefe de la Brigada de Investigación Tecnológica (BIC) de la Policía, que ya en 1995, cuando apenas despuntaba el fenómeno masivo de la Red, creó un grupo operativo especializado para combatir la «ciberdelincuencia». Aquella iniciativa se ha demostrado justificada, porque las características globales de Internet y sus facilidades para ocultar la verdadera identidad de los usuarios han permitido la circulación de miles y miles de imágenes. Los pederastas, auténticos «adoradores» abusivos de niños, utilizan cada vez más el ciberespacio junto a otros medios más clásicos. Y, como apunta Rodríguez, «ya se han detectado los primeros productores de pornografía infantil en España, aunque la mayoría de contenidos sigue viniendo de fuera». Las tres detenciones del año pasado en la llamada «Operación Kova», y otras dos producidas hace un mes, confirman la necesidad de seguir también esa pista. Dificultades para investigar Pero es una pista escurridiza. «En un almacén con pornografía impresa se ve lo que hay, pero en Internet no se puede saber. Sabemos lo que vamos encontrando», remarca el jefe de la Sección Primera de Protección al Menor de la BIC. La posibilidad de entrar fácilmente en contacto desde el ordenador hogareño con gente con los mismos intereses y aficiones abre infinitas puertas al campo de la pederastia. Y más cuando las personas que se mueven en ese mundo no tienen un perfil definido más allá de su condición masculina: el 99% de los detenidos son hombres, pero los hay de todas las clases sociales y profesiones, casados y solteros, con o sin hijos menores, y de todas las edades, desde chavales con 16 años hasta mayores con 70. Además, la coordinación policial no es fácil en marcos legislativos nacionales diversos. Rodríguez precisa que no se puede hablar de «santuarios» para la pornografía infantil, pero sí debe tenerse en cuenta que existen lugares donde «se permite más»; tampoco en España, recuerda, era delito la simple tenencia de tal material hasta la última reforma del Código Penal. Por otra parte, cualquiera se puede conectar a la Red global, pero la BIC sólo puede investigar a los usuarios que se conectan desde España. Lo que sí hace es poner en conocimiento de Interpol los datos que recoge de sospechosos de otros países. A esas dificultades se suma el hecho de que los proveedores de servicios de Internet sólo conservan la información durante un tiempo limitado, lo que obliga a los investigadores a seguir cualquier posible pista con la máxima celeridad. En este escenario, que mejorará con la próxima implantación de un programa informático cedido por Microsoft (Cets, siglas que en español significan Sistema de Seguimiento de Explotación Infantil), Enrique Rodríguez recalca que «la colaboración ciudadana es fundamental». Los internautas que descubren «ciberporno» y las organizaciones no gubernamentales de protección infantil que rastrean y filtran webs de ese tipo pueden comunicarlo a una cuenta de correo electrónico específica de la BIC: denuncias.pornografia.infantil@policia.es. De hecho, las estadísticas sugieren una progresiva mejora de la eficacia de la BIC, integrada por 34 funcionarios policiales y con siete grupos (dos de Protección al Menor) repartidos en dos secciones operativas y una técnica. Mientras las investigaciones abiertas han bajado desde 2000 (en aquel año fueron 164, y en los dos últimos con datos cerrados no han pasado de 125), el número de detenidos se ha multiplicado por diez: los 26 a 30 de los años 2000 a 2002 se han elevado hasta 167 y 260 en los dos últimos registros anuales. Ese incremento del número de arrestados sin duda tiene que ver con la propia esencia «colectiva» de la Red: si hace pocos años la mayoría de pederastas actuaban en solitario, ahora Internet les permite crear «redes que convocan reuniones virtuales» y que se sirven de «sofisticados sistemas de seguridad» para distribuir la pornografía infantil e incitar a sus receptores a «hacer lo mismo que están viendo en las fotos o vídeos». Rodríguez advierte de que «la pornografía crea tolerancia», por lo que las personas aficionadas a ella «quieren fotografías cada vez más fuertes».

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