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LITURGIA DOMINICAL

A caminar¿, que hace bien

Publicado por
JUAN CARLOS FERNÁNDEZ MENES
León

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LAS LECTURAS que nos presenta la liturgia de este tercer domingo de cuaresma podríamos interpretarlas como la historia de cuatro salidas, de cuatro marchas, de cuatro pasos, lo cual nos viene como anillo al dedo, pues estamos preparándonos para la Pascua, que es la salida, la marcha, el paso de la muerte a la vida. Así lo cuenta un amigo mío: -La salida de Moisés. La historia de Moisés es bien conocida: hijo del pueblo hebreo, para salir indemne de la matanza de niños es depositado por su madre en el Nilo, en una canastilla que será encontrada por un hija del Faraón; esto le llevará a ser educado en la corte, como un príncipe; un sueño hecho realidad, ¡la aspiración de tantos y tantos!, ¡el gordo de la lotería, el pleno de la quiniela!: vivir en la corte rodeado de todo lo que se pueda desear; el gran anhelo, el objetivo fundamental de tantas vidas... hecho realidad; ¡cuántos se cambiarían bien a gusto por Moisés! Pero Moisés tiene otras aspiraciones, otros sueños; y así, en una confrontación entre un hebreo y un egipcio, no duda en ponerse de parte del oprimido; se arriesga a perder sus privilegios y, de hecho, los pierde; de ser un miembro de la corte pasa a ser un perseguido a muerte. Pero a Moisés no le importa su posición social, ni sus privilegios, ni su riqueza; a él le interesa el por qué de la esclavitud de su pueblo, o mejor aún: el cómo terminar con ella. -Dios sale de su cielo para librar a su pueblo. Dentro del mismo episodio nos encontramos con el propio Dios que «sale» de su cielo para ver la opresión de su pueblo, sus quejas contra los opresores, sus sufrimientos, y El personalmente anuncia que va a bajar a librarlos de la opresión. Frente a un dios al que los hombres acusamos frecuentemente de vivir cómodamente en su cielo, el verdadero Dios se nos revela como el que se acerca al hombre; y de modo concreto al que sufre y librarlo de su opresión. Dios nos muestra así cuál es su relación con el hombre a la vez que su actitud se convierte en lección y ejemplo para el hombre. -El pueblo sale de la esclavitud. Las salidas, los pasos de Yavéh y de Moisés posibilitan, a su vez, una nueva salida, un paso liberador; el pueblo sale de la esclavitud a la libertad. Otra cosa es el uso de esa libertad, que no siempre será el adecuado. -El cristiano debe salir de la bondad moral a la fraternidad La cuarta invitación a salir, a pasar, nos la hace el Evangelio. Allí se nos invita a pasar de la mera bondad moral de quien cumple escrupulosamente todo lo mandado a la vivencia de la fraternidad de quien sabe que todo se debe dar y hacer por el hermano. El cristiano, en definitiva, está siendo llamado, hoy y siempre, a no confundir su fe con un sistema de leyes, sino a ver la fe como la apuesta decidida y valerosa por trabajar en favor de la fraternidad. Es a un estilo de vida, no a una nueva religión, a lo que Jesús está invitando a los que quieran seguirle. Lamentablemente sigue siendo corriente encontrar personas en teoría cristianas y con prácticas que en nada les diferencian de los no creyentes.

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