Para el 70% de los 2.500 entrevistados el sistema de educación en España ha empeorado
El 60% de los profesores prefieren la Ley de Educación a la Logse
Según éste estudio el 90% de la docencia está satisfecha con la profesión y no la cambiaría por otra
Alrededor del 60 por ciento de los docentes volvería a la estructura organizativa de los años 70 y 80, es decir, a la Ley General de Educación, frente a la LOGSE, aunque más del 90 por ciento está satisfecho con su profesión y no la cambiaría, según un estudio promovido por la Fundación SM, que fue presentado ayer. Según el catedrático de Psicología Evolutiva y de la Educación Álvaro Marchesi, autor de este estudio, incluido en el número 5 de la publicación «Cuadernos Fundación SM», con el nombre «Las emociones y los valores del profesorado», los datos desvelan una percepción «paradójica» de la profesión docente. Marchesi argumentó que los resultados del trabajo, un sondeo con opiniones de más de 2.500 docentes y futuros profesores, revela que, aunque el 93 por ciento de los profesores está satisfecho, y el 56 por ciento valora sus condiciones laborales, la mayoría cree que la sociedad no los valora, ni tampoco la Administración. «La segunda paradoja», según Marchesi, es que la mayoría de los profesores opina que la sociedad ha cambiado y ve con optimismo las modificaciones sociales futuras, aunque alrededor del 70 por ciento considera que la educación ha empeorado algo o mucho en los últimos 30 años, y los docentes perciben con pesimismo el futuro de la educación. Marchesi indicó que los profesores se sienten satisfechos con su actuación, se consideran buenos profesores, «mejores ahora que antes», pero, sin embargo, creen insatisfactoria «la estructura» del sistema educativo, así como la actitud de los padres, que aunque se relacionan con los maestros no se preocupan por la educación de sus hijos, y también se quejan de la respuesta de los alumnos. Los profesores de secundaria y los de centros públicos son los que, en mayor medida, añoran la situación educativa anterior, el 60 por ciento y el 63 por ciento, respectivamente. Los docentes de primaria añoran sobre todo «la homogeneidad» en las clases en la década de los 70 y 80, frente a la diversidad actual que complica la enseñanza, mientras que los de secundaria aparte de ello, sienten nostalgia también por aquellos tiempos pasados en los que la clasificación de los alumnos en distintas aulas de acuerdo a sus capacidades se realizaba en edades más tempranas, según Marchesi. Lo primero que cambiarían los profesores sería la actitud de las familias, no tanto las leyes, según el responsable del estudio, quien añadió que, de los alumnos, lo que menos valoran los docentes es que se esfuerzan poco para aprender, una opinión que comparte más del 60 por ciento de los profesores. Cuando se les pregunta qué les gustaría que fueran sus alumnos, el 54 por ciento responde que seres felices, y a continuación, el 37 por ciento, opina que personas justas. Según Marchesi, el profesorado en formación se declara más optimista, más confiado en las administraciones educativas y con más capacidad para hacer más cosas en educación, y se considera también con más posibilidades de cambio y más vocacional. Sin embargo, continuó, el profesorado en ejercicio, en la medida en que van transcurriendo los años va perdiendo ilusión, capacidad de compromiso, y va percibiendo más negativamente la educación. «Esta tendencia es un poquito más acusada en los hombres que en las mujeres, es decir, que los varones profesores son algo más pesimistas», según Marchesi, quien añadió que los profesores de secundaria son menos optimistas en casi todas las preguntas que los de infantil y primaria. En resumen, las profesoras de infantil y primaria son el colectivo de docentes «más comprometido, más optimista y esperanzado», mientras que el de varones de más edad de secundaria es «el menos ilusionado y menos esperanzado». Los profesores más jóvenes, recién incorporados en las aulas, están más satisfechos, «quizás porque están mas cerca de los alumnos, y entienden mejor la sociedad porque no han vivido épocas pasadas»