Descerrajar tiros
VIENDO en un teleprograma de jaras y sedales lo que parecía jornada de caza del corzo en montes panzones, inmensos y tapizados de urces, de escobón y roblete ardido -montes que perecían gallegos o zamoranos verdecidos siempre después del quemón- vi una escena de montería de señorito sentadito que avergonzaría a cualquier cazador que no sea artillero, así que le escribí una carta al cazador Miguel -don Delibes de la humilde grandeza literaria- para, en primer lugar, saludar -que viene de desear y brindar salud-, pues anda el genial vallisoletano apretado de incordios clínicos y sobrellevando con más bufido que resignación esa dictadura médica que le gobierna sus estropicios en las entrañas... y también para decirle que aquellas imágenes y cazaderos me demostraban otra vez por qué tiene desdén o tirria don Miguel por ese cazar bastardo y apostado del fusilero en su escondite aguardando el pimpampún de caseta de feria, pues allí aparecía un tipo escopetero con afilados ojos de codiciar carne de zurrón, sentado como pánfilo en una silla a media ladera, asistido peloteramente (propineramente) por un guarda que lo hace todo (guía, halaga y señala pieza), acechando a un corzo que le habían puesto ante los morros para que, apoyando un despampanante fusil con alza monstrua (y gepeese, seguramente) sobre una horqueta fija al suelo, le descerrajara aquel bestia vago un balazo al pobre animal, corzo cándido que parecía cabritilla atada al poyo del matadero. De vergüenza fue el gesto; y de temer, la cara que puso aquel tripalari revestido de moda cinegética cortinglé cuando abatió (lo suyo fue abatir, no cazar) al pobre corzo; era cara de ojo desorbitado y con hemorragia de orgullo paleto, instinto primitivo y risotada depredadora. Qué hazaña. Sentado el tío. Ya le vale. ¿A qué gente le gusta esta forma emboscada y vaga de cazar?, ¿o van a ello porque estrenan rango de nuevos ricos y por el negocio que se urde en estas cuadrillas cazadoras de fantasmas con carísimo armamento?... Entre cohechadores y constructores gañanotes molan ultimamente las monterías... y el «taco» que engullen en comandita seguida enhebrando un nuevo pelotazo de solares... o las putas que asoman al ocaso en francachela de amigotes... que por eso se llama a todo esto «ir de caza»... que es pillar con escopeta.