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Ratzinger ratifica la obligatoriedad del celibato sacerdotal, que considera «una bendición»

El Papa quiere recuperar las misas en latín y prohíbe comulgar a los separados

Pide que se evite la comunión en bodas y funerales a las que asistan no practicantes

Benedicto XVI firmó ayer el documento «Sacramentum Caritatis»

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efe | roma

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El Papa Benedicto XVI publicó hoy la primera exhortación apostólica de su pontificado, en la que se descarta cualquier cambio del celibato sacerdotal y mantiene la prohibición para los católicos divorciados de acceder a la comunión. El texto doctrinal resume las tareas de la asamblea general del sínodo de obispos Sacramentum Caritatis sobre la eucaristía, «fuente y cumbre de la vida y de la misión de la Iglesia», celebrado en octubre del 2005. Para el Papa, «el celibato sacerdotal, vivido con madurez, alegría y dedicación, es una grandísima bendición para la Iglesia y para la sociedad misma». «Confirmo por tanto su carácter obligatorio», aduce el Pontífice, que interpreta así la voluntad de la mayoría de los obispos del mundo, los cuales consideraron inoportuno cambiar esa regla pese a la demanda expresa de algunos sectores para que sea modificada. Segundas nupcias El latín, la lengua universal de la iglesia católica, junto con los cantos gregorianos, deberán ser empleados también en encuentros internacionales e imponerse como un nuevo modelo ante el mundo globalizado. El texto papal fue comentado en una rueda de prensa por el cardenal Angelo Scola, patriarca de Venecia, relator general de la XI Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos, y el arzobispo Nikola Eterovi, secretario general del Sínodo de los Obispos. En la exhortación, el Papa aborda también un problema pastoral «difícil y complejo», «una verdadera plaga en el contexto social actual»: el de los divorciados que han contraído nuevas nupcias, un fenómeno que afecta cada vez más a numerosos católicos. «El Sínodo de Obispos ha confirmado la praxis de la Iglesia, fundada en la Sagrada Escritura, de no admitir los sacramentos a los divorciados casados de nuevo», sostiene el texto, salvo que esos fieles «se esfuercen en vivir su relación como amigos, como hermano y hermana», subraya Benedicto XVI. El Papa reitera de este modo la posición intransigente de la curia e invita a las iglesias y parroquias a contar con un número suficiente de personas preparadas que ayuden a las personas que tengan dudas sobre la validez del propio matrimonio a acceder a los tribunales eclesiásticos para obtener la nulidad. En caso contario, tales fieles deberán vivir una vida de relación casta, no podrán comulgar y deberán entregarse a «obras de caridad, de penitencia y a la tarea de educar a los hijos», sentencia la exhortación En el documento, el Papa pide a los líderes políticos y legisladores católicos que se abstengan de votar las leyes que autorizan el aborto, la eutanasia y las uniones homosexuales. Valores como la defensa de «la vida humana desde su concepción hasta su muerte natural», así como los de «la familia basada en el matrimonio entre hombre y mujer», la «libertad de educar a los hijos» y «la promoción del bien común por encima de todo» no son «negociables». La llamada «muerte digna» o eutanasia, que muchos países del mundo estudian introducir en sus legislaciones, es también condenada por el pontífice alemán. El documento, que elogia las reformas hechas en los años sesenta por el Concilio Vaticano II, invita a los futuros religiosos a prepararse para celebrar la misa en latín. «Pido a los futuros sacerdotes, desde el tiempo del seminario, que se preparen para comprender y celebrar la santa misa en latín, además de utilizar textos latinos y cantar en gregoriano», recomienda el Papa. Unos 250 obispos de todos los continentes participaron en las labores del sínodo.

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