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JOSÉ R. AMOR PAN
León

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2007 ha sido designado por la UE como «Año Europeo de la Igualdad de Oportunidades para Todos. Hacia una Sociedad Justa». ¿Se habían enterado? El objetivo es concienciar sobre el derecho a la igualdad y a no sufrir discriminación que tienen todas las personas, sin distinción de ningún tipo. Por otra parte, Naciones Unidas aprobaba el pasado 13 de diciembre una histórica Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad. Aunque las personas con discapacidad tienen técnicamente los mismos derechos que todas las demás, en la práctica son objeto de discriminación en casi todas las facetas de la vida, incluidos el empleo, la educación, la atención de la salud, el ejercicio de sus derechos jurídicos y la vivencia de su sexualidad. Lo peor es que se las sigue percibiendo exclusivamente como una carga, cuando lo cierto es que las personas con discapacidad están haciendo innumerables aportes a la sociedad y podrían hacer mayores aportes si estuvieran plenamente incluidas en sus comunidades. Me contaban hace unos días dos sucesos que ilustran a las claras cuán urgente sigue siendo esa reivindicación. Un grupo de personas con discapacidad intelectual realizaron estas navidades una excursión y se alojaron en un hotel. Al mismo también acuden de vacaciones otros grupos -digamos normales-, y pronto (como ha ocurrido tantas veces) aflora la intolerancia de quienes no soportan la integración de la persona con discapacidad. Se llegó a vejaciones e insultos cada vez que las personas con discapacidad intelectual aparecían en el comedor del hotel o en sus dependencias comunes. Los describen con todo detalle los monitores encargados de la actividad, organizada por Feaps de Valencia. Segundo caso: unas personas con síndrome de Down deciden pasar un rato en un conocido pub de su ciudad, y cuál no sería su sorpresa cuando se les prohíbe la entrada porque las normas de la casa no lo permiten. Los durísimos términos utilizados por los responsables suenan así: «Aquí no se permiten subnormales». Una de las monitoras que les acompañaba exigió el libro de reclamaciones, sin que accedieran a ello hasta la llegada de la policía¿ Algo más que anécdotas. Hoy como ayer, la discapacidad constituye uno de los grandes retos que tiene planteada nuestra sociedad.

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