Cosas de aquí | Santo pellejero
Otra copina de orujo
«El entierro de Genarín», de Julio Llamazares, oda inolvidable al más heterodoxo padre de la Semana Santa leonesa, llega mañana a manos de los lectores del Diario
«Y siguiendo tus costumbres/ que nunca fueron un lujo/ bebamos en tu memoria/ una copina de orujo». La portada de esta nueva edición de El entierro de Genarín , libro de Julio Llamazares que mañana se ofrece a los lectores del Diario de León dentro de su monumental Biblioteca Leonesa de Escritores (y al precio de tan sólo un euro y medio) no podía incluir una imagen más acertada: un orujín sobre la barra, solitario, pero con trazas de haber tenido compañeros ya consumidos o consumados. Una estampa que condensa bien la idea que todos tenemos de nuestro padre Genaro, aquel pellejero al que atropelló el primer camión de la basura que hubo en León mientras hacía sus necesidades (menores) junto a la muralla romana y que, por sus muchas virtudes (o quizá por su ausencia de sus maldades) es recordado cada año con fervor entusiasta, vehemente, lírico, alcohólico y reivindicativo. Julio Llamazares, uno de los grandes escritores leoneses de todos los tiempos, glosó en el año 1981 aquel mito piquiñín y sucio de un trafullero, amigo de putas de pueblo, pero que significaba en sí mismo todo un paisanaje, toda una época, tipos humanos característicos de un León que era aldea grande con carros, paisanos montados en los sus burrines, bandadas de rapaces, humo, boñicas y ropa tendida. Pero además de ese carácter de testimonio, compilación y recuerdo, el libro adquiere caracteres de biblia, heterodoxa y gamberra, sí, mas evangelio al fin y al cabo, donde aparte de las enseñanzas de Genaro -que también hablaba en parábolas- desfilan sus aventuras en medio de una corte de personajes variopintos; poetas rondadores, gobernadores civiles, prostitutas compañeras, cantineros conversadores. Y en medio de todos estos protagonistas sobresale la labor exégeta del principal profeta gerarinesco, Paco Pérez Herrero. Y es que el lector descubrirá en El entierro de Genarín asuntos que quizá desconocía, tales como sus milagros póstumos (sanó a un labrantín de la Sobarriba, aquejado de incurables cólicos nefríticos) o el día en el que intentó vender la Catedral a un incauto turista inglés. ¡Quién le iba a decir, pues, al humilde santín de Puente Castro que en el siglo XXI contaría no sólo con cofradía y liturgia propia, sino también con un paso que remeda su enrojecida figura con boina, botella de orujo en mano, farola abrazada y conejos en la petrina! (además de otros con una gran cuba y la imagen de la Moncha , mujer de mala vida que cubrió el cadáver de Genaro Blanco con las páginas del Diario de León). Así pues, los muchos seguidores, simpatizantes y practicantes de las enseñanzas de nuestro buen padre Genarín encontrarán en este libro de Julio Llamazares desde el génesis de su vida hasta los nuevos evangelios de sus prodigios, andanzas, oraciones y malandrinerías.