Alimentación sana y una hora diaria?de?ejercicio

El problema del menor asturiano es un caso extremo en la creciente tendencia hacia la obesidad que presentan los niños y jóvenes en Europa. Julia de la Montaña, de la Facultad de Ciencias de Ourense y especialista en nutrición humana, explica que bajo un caso como éste subyace, en primer lugar, un tipo de alimentación desequilibrada, con un probable exceso de grasas, proteínas y productos azucarados. Pero la alimentación no es el único factor que conduce a este tipo de obesidad. «Posiblemente el problema no es sólo una ingesta excesiva, sino que hay más aporte energético que gasto -razona esta especialista-. Probablemente será también un niño sedentario». En este sentido, Julia de la Montaña sostiene que tan necesario como alimentarse bien es promover entre los niños la actividad física. «En los colegios se fomenta el deporte de competición, pero los niños que no destacan no participan en nada más que las dos o tres horas semanales de ejercicio que están regladas», dice. La tasa óptima de actividad diaria en un niño se sitúa en torno a una hora o una hora y media. Julia de la Montaña asegura que la consecuencia de la obesidad infantil es la obesidad en la edad adulta, además de posibles problemas cardiovasculares, riesgo de padecer diabetes y numerosos tipos de desarreglos de salud de cara al futuro. Comer bien no significa comer mucho. Una correcta educación evita el sobrepeso.