Diario de León

El menor asturiano ha perdido veinte kilos desde que fue separado de su familia

Retiran la custodia a los abuelos de un?niño de?10 años que pesa?100?kilos

Los responsables del colegio alertaron a las autoridades ante sus serios problemas de cansancio

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Beatriz Pallas - redacción
León

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Los servicios sociales del Principado de Asturias asumen desde hace diez meses la tutela de un niño de diez años que llegó a pesar cien kilos después de haber sido criado por sus abuelos en la vieja creencia de que la gordura es sinónimo de buena salud. El niño era un caso claro de obesidad mórbida ocasionada por malos hábitos, ya que en los exámenes médicos se comprobó que no tiene ningún problema de origen endocrino. Los responsables del colegio al que acude el niño fueron quienes alertaron a las autoridades al comprobar que su peso iba en aumento y que el niño presentaba serios problemas de cansancio y dificultades para realizar cualquier tipo de ejercicio físico. El Instituto Asturiano de Atención Social a la Infancia, Familia y Adolescencia, que es responsable ahora del menor, intentó adoptar otras vías intermedias antes de alejar temporalmente al niño de su familia. Pero, según explicaron ayer, fue imposible hacer entender a sus cuidadores la importancia de seguir unos hábitos alimentarios saludables. Por el contrario, los abuelos fomentaban que el niño, que tampoco tenía su calendario de vacunaciones al día, comiera de todo y en grandes cantidades. La directora de este instituto, Gloria Fernández, insistió ayer en que alejarlo temporalmente de su familia es una decisión puramente médica y de salud, y no guarda ninguna relación con la consideración estética de que el niño esté gordo. En los diez meses que el menor lleva residiendo en un centro para menores en régimen abierto y tutelado por los servicios sociales asturianos, ha perdido veinte kilos. Educar a los abuelos Responsables de la Consejería de Bienestar del Principado no quisieron concretar ayer los plazos que se van a seguir ahora en este caso. El niño está siendo controlado por médicos y educado, en la medida en que su edad lo permite, para tener unos hábitos de alimentación adecuados y controlar lo que come. Los servicios sociales están haciendo también una labor de reeducación con los abuelos para conseguir que el menor regrese cuanto antes con su familia, pero garantizando que el entorno va a ser el adecuado. No obstante, según estas fuentes, los abuelos no están de acuerdo con esta intervención de los servicios sociales porque no creen que el niño tenga problema alguno y no entienden que no pueda comer de todo. Tres años, 60 kilos. El caso de Anamarie Martinez-Regino se remonta al año 2000, momento en que los servicios sociales de Nuevo México (Estados Unidos) decidieron retirarles la custodia a sus padres por considerar que estaban poniendo en peligro la vida del bebé. Ocho años, 98 kilos. Cuatro paquetes de patatas fritas, chocolate, galletas y golosinas. Es parte de la dieta diaria de este niño británico, que detesta las frutas y las verduras. A veces no va a clase porque se queda sin aire al ir caminando al colegio. Su madre logró conservar finalmente la custodia.

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