Diario de León

Wojtyla se encamina a los altares

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María Signo
León

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Con la monja francesa Marie Simon Pierre sentada entre cardenales, obispos y políticos, se celebró en San Juan de Letrán, la catedral de Roma, la solemne ceremonia con la que concluyó la fase diocesana del proceso de beatificación del papa Juan Pablo II. La religiosa, de 46 años, sufría, como el pontífice, un párkinson muy avanzado; la monja asegura que dos meses después de la muerte de Papa se curó de manera inexplicable tras enconmendarse al polaco. Junto a su caso, que es el principal milagro presentado por el postulador de la causa, el polaco Slawomir Oder, han sido recogidos más de 130 testimonios a favor y en contra, mientras dos teólogos examinaron los escritos de Wojtyla. Ahora toda esa documentación, que ocupa tres cajas, ha sido lacrada y entregada a la Congregación para la Causa de los Santos que la examinará y continurá el proceso. La ceremonia en la que fueron selladas y lacradas las cajas coincidió con el segundo aniversario de la muerte de Juan Pablo II. Miles de peregrinos de todo el mundo, sobre todo polacos, siguieron los actos que se celebraron en latín y fueron presididos por el cardenal vicario de Roma, Camillo Ruini. Estaban presentes, entre otros, el que fue durante años secretario de Juan Pablo II, el cardenal Dziwisz, así como el presidente de Polonia, Lech Kaczynsky. Por la tarde la cita fue en la basílica de San Pedro donde Benedicto XVI presidió un funeral por su antecesor. Aunque el cardenal Dziwisz afirmó que habría deseado que se saltase la beatificación de Juan Pablo II para ser declarado directamente santo, fuentes vaticanas afirmaron que el proceso seguirá las fases habituales. El Prefecto de la Congregación de los santos, cardenal Saraiva Martins, explicó que sólo el actual Papa puede decidir «saltar» la beatificación. En este sentido, el portavoz de Juan Pablo II durante 22 años, Joaquín Navarro Valls, dijo que le gustaría que se cumpliesen todas las fases del itinerario previsto por la Iglesia para que el pontífice sea proclamado santo. Benedicto XVI dijo, por su parte, que el proceso de beatificación «va rápido» y que el título que en estos momentos le reconoce la Iglesia, el de siervo de Dios, «es particularmente apropiado para él, que ofreció un amor por Cristo sin reservas y a manos llenas». El Pontífice hizo estas manifestaciones durante la misa en sufragio por Juan Pablo II, de cuya muerte se cumplieron ayer dos años.

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