Diario de León

Oligosacáridos y bacterias beneficiosas reducen el desarrollo del cáncer

Los alimentos prebióticos y probióticos protegen contra el cáncer de colon

Las bacterias fecales dañan el ADN de las células y desencadenan cáncer colorrectal

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M. García - león
León

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Un proyecto patrocinado por la Unión Europea y conocido como SynCan ha demostrado el papel protector de formulaciones, tanto prebióticas como prebióticas, al ser capaces de reducir los niveles de bacterias fecales responsables de la aparición del cáncer. En un informe hecho público por Jordi Montaner para la Fundación Eroski se señala que la actividad de determinadas bacterias colonizadoras del colon se sabe que daña el ADN celular y marcan el punto de arranque de un proceso cancerígeno. En un artículo publicado en el American Journal of Clinical Nutrition, los investigadores del SynCan explican cómo una combinación simbiótica de productos prebióticos (inulina y oligofructosa) y probióticos (lactobacilos y bifidobacterias) consigue alterar el ecosistema bacteriano y evitar que las bacterias fecales dañen el ADN celular con sus metabolitos. En el estudio, 80 pacientes (43 con pólipos y 37 con cáncer de colon diagnosticado) fueron asignados a dos grupos de tratamiento, seguidos por espacio de 12 semanas. Un grupo recibió 12 gramos diarios de la mezcla simbiótica y los demás recibieron solamente probióticos. Por efecto de estos últimos, la población de Clostridium perfringens (una bacteria que es, a su vez, marcador de riesgo para cáncer de colon) se vio reducida en un 32% para quienes presentaban pólipos y en un 22% para los pacientes con cáncer. Joseph Rafter, del Instituto Karolinska de Estocolmo y coordinador del estudio, ha explicado que descendieron también los niveles de genotoxina, un agente que produce mutaciones en el ADN. Bacterias importantes Cada año se diagnostican en Europa 363.000 nuevos casos de cáncer colorrectal. La incidencia se dispara todavía más en los países de la Europa oriental y meridional. No obstante, se trata del cáncer con mayores tasas de curación, y se estima que el 80% de los casos acaban remitiendo cuando el diagnóstico ha sido formulado de manera precoz. Si las bacterias fecales que colonizan el colon pueden dar lugar a cáncer, su supervivencia se ve decisivamente influenciada por la llamada flora bacteriana intestinal, colonias de bacterias no tan agresivas como las fecales pero muy superiores en cantidad. Se calcula que en el intestino de un individuo sano habitan cerca de un kilogramo de bacterias similares. Las bacterias buenas (eubióticas) combaten a las patógenas y para sobrevivir dependen de los hidratos de carbono ingeridos en la dieta. Lamentablemente, la glucosa, la fructosa o la galactosa son asimiladas por el tracto digestivo antes de llegar a la última parte del intestino, y las bacterias eubióticas no tienen más remedio que hacer fermentar las fibras alimenticias (peptina o inulina) para producir sacáridos. Cuando tomamos antibióticos, ingerimos alimentos contaminados o padecemos estrés nervioso, las bacterias eubióticas se ven reducidas y el incremento de las fecales se traduce en síntomas como dolor de vientre, gases, diarrea, etc. Los expertos en nutrición aseguran que con la simple alimentación cotidiana es difícil favorecer el crecimiento y desarrollo de una buena flora bacteriana de protección, por lo que recomiendan tomar simbióticos (fermentos lácticos probióticos asociados a sustancias prebióticas), vitaminas y oligoelementos específicos. Al nacer, el segmento gastrointestinal se ve invadido por microorganismos provenientes del tramo genitourinario de la madre, y luego la leche materna, que aporta lactobacilos para favorecer la colonización eubiótica. En el niño alimentado con leche materna, las poblaciones de Escherichia coli, enterococos, clostridios y bacteroides desaparecen o disminuyen. En cambio en los niños alimentados con biberón, la disminución o la desaparición de determinadas poblaciones no se produce.

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