Artrosis, artritis, tendinitis, lumbalgias y fibromialgias son las principales causas de incapacidad
Seis millones de españoles sufren alguna dolencia reumatológica
Los especialistas reivindican una disciplina propia autónoma a la traumatología
Si ha sufrido en alguna ocasión una tendinitis o lumbalgias; si le duele alguna articulación o le matan las cervicales; si sospecha de una fibromialgia; si es candidata a la osteoporosis... si aprecia, en fin, que algo falla en alguna pieza del aparato locomotor -huesos, músculos, tendones, ligamentos, articulaciones-, su lugar está en la consulta del reumatólogo. Reumatólogo, no traumatólogo. La confusión entre ambas disciplinas, muy relacionadas pero con ámbitos de actuación distintos, está tan generalizada que se calcula que dos tercios de las consultas de traumatología obedecen, en realidad, a problemas médicos de tipo reumatológico. Es una cruz que persigue a los especialistas en Reumatología pero, sobre todo, perjudica al propio paciente. El peregrinaje de consulta en consulta puede privar de un diagnóstico precoz que frene el avance de procesos degenerativos o inflamatorios dolorosos e incapacitantes como el caso de las artritis reumatoides, una de las peores afecciones reumáticas, que afecta a más de 200.000 pacientes en toda España. En total, unos seis millones de españoles cargan con alguna enfermedad del aparato musculoesquelético; el 15% de la población. La Reumatología es una especialidad homologada como tal por la administración sanitaria desde la década de los años 50, pero los altos niveles de desconocimiento ciudadano ha obligado a la Sociedad Española de Reumatología (SER) a lanzar ahora su primera campaña divulgativa. El lema es Párate ahora y podrás disfrutar siempre y su objetivo, «darnos a conocer», subraya José Vicente Moreno, vicepresidente de la Sociedad Española de Reumatología. Diferencias entre especialistas La confusión que les rodea es mucha y de ella no escapan los propios especialistas. «Amigos y familiares nos dicen, reumatología, eso trata del reuma ¿no?», señala Moreno. Aclaremos conceptos para definir las especialidades. El reumatólogo es un médico internista que se dedica al diagnóstico y tratamiento de enfermedades o alteraciones del aparato locomotor, entre otras las citadas artritis, artrosis, tendinitis, bursistis, lumbalgias, fibromialgias, osteoporosis... El traumatólogo, en cambio, entra en juego cuando el tratamiento de la patología es susceptible de intervención quirúrgica porque se ha producido un trauma severo, rotura de huesos o de tendones, esguinces graves, aparición de tumores, implantación de prótesis, etcétera Sistema sanitario La indefinición del campo de actuación de unos y otros alcanza al propio sistema sanitario, que hasta ahora «ha confinado la Reumatología a los hospitales», asegura Moreno. Apenas hay reumatólogos en atención primaria, lo que hace que el médico 'de cabecera' remita al traumatólogo los pacientes que llegan con síntomas en el aparato locomotor. «Debiera ser al contrario e invertirse la situación, más reumatólogos en la atención primaria y dejar la actuación hospitalaria preferentemente a los traumatólogos», argumenta Moreno, facultativo del hospital Vall d'Hebrón, de Barcelona. En España hay unos 1.200 especialistas adscritos a la SER, y unos pocos más ajenos al colegio profesional. Insuficientes para abarcar un panoplia de enfermedades con un enorme impacto socioeconómico. Las patologías reumatológicas acaparan entre el 10 y el 15% de las consultas de atención primaria -unos 12 millones de visitas en 2005- y el 19% de las bajas por enfermedad. En 2005 se registraron 600.000 incapacidades temporales (ITE) por este tipo de afecciones -30 millones de jornadas perdidas-, unas 30 ó 33 por cada 1.000 trabajadores. Constituyen, además, el 40% de causas reconocidas de invalidez permanente. Su coste económico similar al coste total del cáncer. Más aun que su traducción en dinero, importa el sufrimiento y la merma de calidad de vida que las patologías reumatológicas causan a tanta gente. Afectan a la movilidad dentro y fuera del hogar, y dado su alto poder incapacitante, pueden llegar a impedir las actividades más básicas, como vestirse o lavarse. Con la edad aumenta la incidencia de lo cuadros reumatológicos -una de cada tres personas entre los 45 y los 64 años los padece, y dos de cada tres a partir de la tercera edad. Por sexos, las mujeres lo llevan peor; de media, dos por cada hombre. La osteoporosis es casi un mal femenino, con un ratio de diez mujeres por cada hombre afectado. 1397124194