Cerrar
Publicado por
VICTORIANO CRÉMER
León

Creado:

Actualizado:

NO SUELO HACERLO, pero en esta ocasión me he sentido conmovido y obligado: A la señora «Azucena», de la cual no dispongo mayor referencia que la información-protesta aparecida en este mismo periódico, la han denegado una suplencia para la ocupación de un trabajo en la mismísima capital de España, que hasta ahora es Madrid, nada menos que por que está embarazada. No es que yo no entienda de embarazados, es que me irrita que un Ayuntamiento, elegido por el pueblo mediante selección especial, se erija en supremo juez y decida pro sí y ante sí la donación de un lugar para su ocupación laboral o negar esta posibilidad a quien la ha solicitado, calculando que «no pueden ofrecerle el puesto pretendido porque dado el estado de embarazo de la solicitante, la empresa, que a lo peor es el propio Ayuntamiento, se vería en la necesidad de sustituirle al cabo de dos meses. Con lo cual, se supone que pensarían los bien pagados funcionarios quedaba visto para sentencia el caso. Y lo sentimos, dirán, por usted, señora. La rechazada embarazada se dirige a través de la prensa, a todos cuantos aún conserven un adarme (que no sé a cuanto asciende ni importa para el caso) de vergüenza a la hora de resolver el caso, el asunto, el problema o la desfachatez. Porque además de que se supone que el encargado o encargada de tramitar el asunto, debieron haber sido parteados o paridos por una señora que también se vería obligada a cumplir los meses preceptivos para tener un hijo y no existe ley que prohiba al aspirante a tener hijos para ocupar un puesto de trabajo, de acuerdo con la ley. ¿O es que los señores funcionarios del ayuntamiento madrileño, que es donde se estima que ocurrió el dislate, nacieron por otra vía que la de un número superior de señoras? En sentido puramente informativo, me parece que es importante el aviso y sobre todo que resulta inevitable y urgente acometer la tarea de aliviar los cauces del entendimiento de determinados capataces, a la hora de decidir la solución de una solicitud ajustada a la ley, a fin de que la mujer, el hombre y el ancianito adviertan hasta qué punto en España, en algunos casos, ocurre que un cantamañanas investido de concejalillo, acaso se considera en uso de su entendimiento de patán investido de autoridad suficiente como para negar su derecho a ocupar un puesto de trabajo, de acuerdo con la ley, lisa y llanamente o groseramente porque al concesionario del puesto se le ocurre pensar que estar embarazada descalifica a una señora para tener hijos. Hace días me sentí ocupado en estas crónicas de subrayar cuáles son los problemas que de verdad me afectaban sugiriendo con ello que conviene que el ciudadano eluda compromisos de taberna para enfrentarse a graves problemas de convivencia y de sentido común. Este del rechazo de un puesto de trabajo a una mujer embarazada, en España, es uno de los más sangrantes.

Cargando contenidos...