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Adrià: «Sólo trato de dar placer»

El chef catalán, que acaba de ser nombrado por segundo año consecutivo como el mejor cocinero del mundo, asegura que trata de experimentar con sabores, aromas y texturas

Ferràn Adrià, en su restaurante El Bulli, cerca de Rosas, nombrado el mejor restaurante del mundo

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colpisa | londres

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«Un genio», «un alquimista», «el Dalí, el Gaudí de la cocina», «un provocador», «un gurú», «un revolucionario»: los múltiples calificativos no logran describir del todo a Ferran Adriá, el chef catalán consagrado esta semana en Londres como el mejor del planeta, por segundo año consecutivo. Por contra Adriá, de 44 años, galardonado con tres estrellas Michelin, se define a si mismo como alguien que sólo busca que la gente se la pase muy bien comiendo. «Sólo soy un cocinero que rompe conceptos, que experimenta con sabores, aromas, texturas, para que la gente sea feliz comiendo, para que sienta nuevas emociones», dijo. «De lo que se trata la cocina es de emociones», dice Adriá. Sencillo, franco, vestido con desaliño, de mediana estatura, nadie tomaría a Adriá por el indiscutible mejor cocinero del planeta. «Soy un tipo normal, que aprendió en la cocina, entrenándome, y a quien le gusta sobre todo divertirse», insiste. Pero su restaurante, 'El Bulli', donde los menús cambian cada año, es considerado el templo más sagrado del planeta gastronómico. ¿Quién, antes de su llegada a los fogones, habría podido imaginarse que «el humo» y «las espumas» podrían ser un protagonista principal en la cocina? ¿Quién podría hacer una sopa de pomelo caliente, un caviar de melón o un helado de queso parmesano? «Sólo tratamos de dar placer, de sorprender», insiste el chef, explicando que la inspiración para su cocina viene de «la vida». «Mi inspiración viene de la vida: los viajes, los amigos, las experiencias, y no sólo culinarias, los encuentros, por ejemplo, esta conversación esta noche en Londres contigo», dice Adriá, que viajó a la capital británica para recibir el premio de la revista Restaurant , la biblia de la gastronomía mundial. Pero, pese a su sencillez, los experimentos que ha realizado en su restaurante de Rosas han dejado a todos -chefs, críticos, cronistas gastronómicos y comensales- boquiabiertos. «Adriá no es un cocinero, es un artista, como Dalí, como Gaudí, su cocina es como un espectáculo del Circo del Sol», dijo el chef Joan Roca, de El Celler de Can Roca, en Girona, que figura entre las diez mejores mesas del mundo, según la lista de Restaurant. «La cocina de Adriá es un espectáculo de fuegos artificiales que estallan en el paladar», dijo a la Rafael Ansón Oliart, presidente de honor de la Academie Internacionale de la Gastronomie. A Adriá no le gusta el término de 'gastronomía molecular', que ha sido utilizado para describir su cocina. «Es sólo porque experimentamos, pero no quiere decir nada», dice. Prefiere el término de «romper conceptos», de «deconstrucción».

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