| Crónica | Nueva habitante en palacio |
La pizpireta Leonor brilla junto a Sofía
Leonor enamora en la presentación de su hermana Sofía. «Queremos ser los mejores padres», afirmó el Príncipe de Asturias
La infanta Leonor, un día más, acaparó todas las miradas. Su naturalidad, su desparpajo, el no querer estar quieta en ningún sitio (ni siquiera en los brazos de su padre) despertó las sonrisas entre los más de 350 periodistas y las numerosas personas que aguardaban en la zona de acceso al Rúber Internacional. A las 18.10 horas salieron por la puerta de la clínica los Príncipes de Asturias con sus dos hijas. Vestida con un pantalón rosa palo, zapatos rosas y abrigo jaspeado a juego, Letizia Ortiz llevaba en los brazos a la recién nacida, la infanta Sofía, envuelta en un faldón color crema. «Es un poco más morena», dijo don Felipe comparándola con la primogénita, que no paraba quieta en sus brazos. Al acercarse a la zona donde el servicio de protocolo había instalado dos micrófonos, Leonor estiró el brazo para cogerlos. Don Felipe sacó uno del soporte y se lo entregó. La infanta, lejos de contentarse, empezó a decir: «Papá, el otro, el otro». Más tarde se cansó y pidió suelo. El padre la bajó y la niña comenzó a corretear. Las más de doscientas personas que llevaban dos horas esperando en la entrada de la clínica no dejaban de sacar fotografías con los móviles al tiempo que la llamaban para que se acercara. El Príncipe la dejó hacer sin quitarla ojo. Los 18 meses de la infanta Leonor, quien pesó algo más que su hermana al nacer (3,540 Kg. frente a los 3,30 Kg. de la infanta Sofía) y midió algo menos (47 cm. frente a los 50 cm. de la recién nacida), son 18 meses absolutamente traviesos. Con muy buen aspecto y la mirada luminosa, Letizia Ortiz aseguró que la iba a criar con «lactancia materna, igual que hice con Leonor». Todavía no hay fecha para el bautizo. «No sabemos exactamente cuándo va a ser», dijo don Felipe, quien bromeó una vez más con el trabajo de los periodistas. «Ha venido bien que haya sido en viernes». Vestido con un traje gris con raya diplomática, el heredero de la Corona manifestó que se tendrá que «multiplicar», como ocurre siempre que llega un nuevo vástago, pero no cogerá el permiso de paternidad. «Queremos ser los mejores padres para ellos», subrayó. La Princesa de Asturias aseguró que le hacía mucha ilusión que su nueva hija se llame como la abuela paterna. «Sofía es un nombre precioso; creo que a la Reina también le ha encantado». Tras responder a las preguntas de los reporteros, los Príncipes de Asturias tuvieron la deferencia de aproximarse a la valla de protección donde se concentraban decenas de curiosos. En esos momentos comenzaron a oírse gritos de ¡guapa!, ¡guapa! , al tiempo que llovían flores. Hacia las 18.30, y tras despedirse del equipo médico y de las enfermeras, don Felipe, su mujer y sus dos hijas abandonaban el Ruber en un potente vehículo conducido por el heredero.