Una década de investigación y más de 20 millones en indemnizaciones Diecisiete países piden en la OMS un reparto justo de la vacuna de la gripe aviar
El juicio y posterior condena de Juan Maeso tienen mucho de históricos. Los contagios se produjeron entre 1988 y 1997, pero no fue hasta 1998 cuando comenzó a investigarse lo ocurrido. El punto de partida fue la detección de hepatitis C en varios trabajadores de las mismas empresas, que luego se amplió a un creciente número de personas intervenidas quirúrgicamente en cuatro hospitales diferentes de Valencia. El único nexo común entre los afectados -después de que la Consellería de Sanidad realizara un estudio epidemiológico- era Juan Maeso, que había sido el anestesista de los pacientes. Tras realizarle pruebas, se confirmó que Maeso padecía la misma afección hepática, y los enfermos contagiados denunciaron los hechos. La instrucción del procedimiento contra el anestesista se prolongó durante más de siete años, debido a la complejidad de las pruebas, al elevado número de partes personadas y a los continuos recursos, dando como resultado un sumario de 22.000 folios y 37 tomos. La vista oral comenzó el 12 de septiembre del 2005 y concluyó el pasado 26 de febrero, y en ella declararon más de 600 testigos, entre afectados, médicos, direct. La cuantía de las indemnizaciones fijadas en la sentencia asciende a 20.374.065 euros, de los que la Consellería -que no recurrirá el fallo- es responsable civil subsidiaria. Diferentes países en desarrollo reclamaron ayer garantías de acceso a las futuras vacunas contra el virus de la gripe aviar en caso de que se desate una pandemia, un objetivo en el que la directora general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Margaret Chan, se comprometió a trabajar. «La gripe pandémica es una amenaza mundial, por lo que estoy personalmente comprometida en diferentes esfuerzos para asegurar el acceso de las vacunas a todos los países», aseguró la doctora china en su primer discurso dirigido a los 193 países miembros de la OMS. Durante la segunda sesión de la 60 Asamblea Mundial de la Salud, que comenzó el lunes en Ginebra con la presencia de un centenar de ministros de todo el mundo, Indonesia lideró la reclamación de que se modifique el actual sistema de investigación y futura producción de vacunas contra el virus H5N1. Un precio justo Ese país, el más afectado por la gripe aviar, llevaba meses sin compartir con la OMS sus muestras al darse cuenta de que una empresa farmacéutica le quería vender vacunas elaboradas a partir de su material, lo que para Indonesia es inaceptable, puesto que ella las había facilitado gratis. Con el apoyo de otros 16 países, Yakarta ha promovido una resolución que pretende que sea aprobada en la Asamblea, que se prolongará hasta el 23 de mayo. «Ya hemos enviado parte de las muestras a la OMS en Tokio, pero no mandaremos más hasta que no se modifique el sistema actual, que es injusto, ya que impide a los países pobres el acceso a vacunas porque no tienen dinero para comprarlas o la tecnología para producirlas», explicó ela ministra de Salud de Indonesia, Siti Fadilah Supari. Por ello, reclamó para los países más afectados un precio preferente de las vacunas, una distribución justa y la transferencia de tecnología. Como ejemplo de lo injusto del sistema, Supari relató que en el 2005, «cuando teníamos 20 casos humanos a la vez», Indonesia pidió Tamiflu (el medicamento recomendado por la OMS para combatir la gripe aviar) y Roche, su fabricante, le dijo que no tenía «porque los países ricos habían acabado con las existencias».