A LA ÚLTIMA
El adiós de Blair
LA PASIÓN que ponen algunos medios británicos de izquierdas en descalificar la etapa de Gobierno de Tony Blair por su participación en la guerra de Irak es tan miope como injusta. Lo único que demuestran es que nunca le perdonaron que llegase al poder en nombre del Nuevo Laborismo y no de la izquierda tradicional, sin darse cuenta que ese logro sólo era posible por la «tercera vía» que él postuló y que desarrolló con acierto durante diez años. La izquierda tradicional ya no significaba una alternativa real en su país. Como no lo significa ahora, cuando esos diarios aún hablan, nostálgicamente esperanzados, de «la muerte del Nuevo Laborismo». No se dan cuenta de que si muere el Nuevo Laborismo (que a partir de ahora encarnará el sucesor de Blair, Gordon Brown), lo que vendrá será el Nuevo Conservadurismo de David Cameron, que está haciendo méritos de remozamiento para ello. No se puede juzgar a Blair sólo por su apoyo a Bush en la guerra de Irak. Por el contrario, hay que evaluarlo a pesar de ese gran error, para entender la transformación positiva del Reino Unido en este decenio. El impulsor de la «tercera vía» impartió una lección de inteligencia y de pragmatismo político que sólo parece haber entendido la derecha (como acaba de reconocer Nicolás Sarkozy, y antes habían reconocido José María Aznar y Angela Merkel). Los logros del primer ministro británico superan a los de todos sus colegas de la izquierda europea. Vale la pena de poner el énfasis en algunos capítulos. Porque Blair, sin complejo alguno, puso desde el primer momento al ciudadano medio en el centro de su política y ocupó espacios tradicionales de la derecha como la seguridad, el orden y la sustitución de políticas asistenciales por otras laboralmente activas. Con él, Gran Bretaña adelantó a Francia y Alemania en PIB per cápita y generó abundante empleo, que liberó a dos millones de personas de la pobreza. Mejoró también los servicios públicos y reformó la educación. Pero lo esencial fue que ofreció una alternativa social al thatcherismo y demostró que las políticas liberales no son las únicas que dinamizan una sociedad. Quienes ahora lo atacan trabajan a favor de los conservadores, quizá sin saberlo. Al tiempo.