Diario de León

Cosas de aquí | Una tradición que sigue muy viva

Pleitesía a la Virgen bajo el agua

Cientos de feligreses honraron ayer en Congosto a Nuestra Señora de la Peña en una procesión que, obligada por la lluvia, tuvo que celebrarse en el interior del santuario

Cientos de feligreses acudieron a honrar a Nuestra Señora de la Peña

Cientos de feligreses acudieron a honrar a Nuestra Señora de la Peña

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M. Macías - congosto
León

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Aseguran que la fe mueve montañas y puede con todo, a pesar de las adversidades. Ayer ese dicho quedó demostrado por los cientos de personas que, como cada mes de mayo, acuden como manda la tradición a honrar a la Virgen de la Peña en Congosto. Admirada por todos los bercianos y por todos aquellos que una u otra vez se han acercado hasta el santuario donde descansa la mayor parte del año, ayer era día de procesión y de honras que por aquello de las inclemencias climatológicas en forma de lluvia tuvieron que ser adaptadas a las circunstancias. Y es que, a diferencia de años anteriores la habitual procesión no se celebró antes de la misa sino después, y ese cambio supuso que la lluvia no esperase a después del acto central. Pero la Virgen no podía quedarse sin el tradicional reconocimiento de sus más admirados devotos y por eso, con el beneplácito del párroco Celestino Mielgo, la procesión esta vez se trasladó al interior del templo. Cánticos y plegarias escoltaron la talla de la Virgen de la Peña a través del inusual recorrido para responder a una fe que cada año mueve a cientos de personas a los alrededores del santuario para participar de una romería que ayer estuvo pasada por agua. Esta celebración tiene precisamente este año un significado especial al cumplirse el medio siglo de la restauración del templo costeada por el ingeniero alemán propietario de la empresa Vivaldi Federico Hoffmann. Y es que si importante es la devoción que se profesa a la Virgen también es significativo el cariño que entre todos los bercianos desprende el santuario, construido según apunta su párroco Celestino Mielgo en el año 1281, alcanzando un gran auge en 1580 con el capellán Gabriel de Aller que acometió la ampliación de la iglesia e hizo un convento en sus alrededores y dos hospederías, una en el propio convento y otra en el pueblo para niños desprotegidos a los que les enseñaba un oficio como el de carpintero o artesano de la forja, entre otros. Respecto al rito del traslado de la Virgen 15 días antes de la romería esta se produce desde tiempo inmemorial. Según dicen los habitantes de Congosto un año, cuando estaba en la iglesia, la talla desapareció y cuando la buscaron la hallaron precisamente en el santuario. De ahí nace esa tradición que cada año se cumple de manera multitudinaria. Ayer, nuevamente los fieles demostraron su querencia a Nuestra Señora de la Peña y a un santuario que precisamente acometerá, según precisó el alcalde de Congosto José Antonio Velasco, una remodelación importante a lo largo de los próximos meses con una primera fase en la que se actuará sobre el templo y sus alrededores construyendo a la vez un mirador desde el que se podrá ver todo el Bierzo. Una segunda fase completará este proyecto de rehabilitación.

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