¡Que son unas municipales!

DESPUÉS de ver en un telediario a José María Aznar y a Felipe González hablando sobre lo que ocurrió hace setenta años (es decir, sobre la Guerra Civil) cuesta mucho imaginar que estamos ante unas elecciones municipales. Pero hay que decir que fueron justamente sus intervenciones las que más claramente definieron las campañas de los dos principales partidos, que han degenerado en una burda imitación de unas primarias o engendro similar, sin el menor calor o respeto por la cuestiones municipales. Aznar dijo que la política de Zapatero recuerda a otras que nos llevaron a lo peor de nuestra Historia. Felipe González subrayó que la izquierda no fue la culpable de la Guerra Civil. Como es obvio, estos no son los temas que causan inquietud en nuestros municipios (ni siquiera estoy seguro de que preocupen en nuestras universidades). Pero esta evidencia no ha frenado a nadie en su escalada verbal. Los líderes del PP, con Rajoy a la cabeza, se han centrado -hasta el agobio- en la condena de la presencia de los batasunos en las elecciones, y Zapatero no ha querido o no ha sabido zafarse del bombardeo, sintiéndose en la necesidad de responder una y otra vez. ¿Y los municipios? Ah, esa es cosa de los candidatos, allá ellos se las compongan como puedan. Es verdad que no todos han pecado del mismo modo o con la misma intensidad. El PP ha ido deliberadamente a la yugular de «la cesión de Zapatero ante los etarras», mientras que el PSOE ha logrado poner algunos otros asuntos de la gestión política y económica encima de la mesa. Fue toda la variedad que ha permitido la campaña hasta ahora. El resto se ha reducido a la anécdota. La torpeza de Miguel Sebastián en Madrid o los aciertos de López Orozco en Lugo. La corrupción inmobiliaria sólo ha servido para disponer de otra arma arrojadiza más. Ha quedado claro que todos deben prestarle atención, porque hay mucho olor a chanchullo disfrazado de costumbre. Basta con echar una ojeada al desarrollo urbanístico de algunos municipios para darse cuenta de todo lo que se ha violentado o no se ha respetado. Y estos males, que están muy repartidos, debieran ser objeto de la campaña. ¡Porque estas son unas elecciones municipales!