El mandoble

EL ACERO fino se templa en aceite. El aceite sirve para ensaladas, para guisar y para untar. De untar viene untamiento. Un untamiento es demasiadas veces grupín de concejalones alrededor de la mesa camilla en un chalet de las afueras... o en tabla picuda y reservada en el trasunto de un figón (chuletones, tres, Ulogio, y de buey; postres, sin duelo; y deja aquí la botella de cardú , que nos vamos a mamar). El salón de plenos se queda muchas veces en trámite, teatralización de acuerdos ya tomados. Una democracia no es sólo poder elegir emitiendo voto en la urna, o sea, metiendo papeleta («perdóneme, señorita... Si por meterla la he ofendido, con sacarla ya he cumplido», dice Pepe Q., que es dueño de sentencias firmes). Votar es sólo un principio. El pueblo tiene más formas de hablar que en una papeleta muda y cualquier gobernante debería consultarle en cada brete o novedad todo lo que no figuró en programa o en promesa, porque todos sabemos que la democracia estará secuestrada mientras tenga el gobierno una mesa camilla... o el chuletón de Ulogio. Ejemplo: ¿es democrática la decisión de una Junta -que es yunta y unta- adquiriendo una espada por un fortunón insultante (¡doscientos sesenta millones de leandras!) pretendiendo que fue El Cid quien la empuñó templándola en sangre sarracena?... ¿Convocó o consultó la autoridad autonómica al pueblo experto en historias y espadones para certificar o respaldarse de autoridad en esta innecesaria compra?... ¿Por qué se decidió comprarla, si todos los informes del Ejército que la custodiaba, de Cultura y de los técnicos que le han mirado el alma, dicen que como espada del Cil es más falsa que un burro a rayas?... Y tras el ridículo morrocutudo, ¿devolverá el vagón de millones el listín que se la vendió?... Y cuando los labrantines de la paramera castellana con su remolacha podrida y el horizonte nublado vean las indemnizaciones raquíticas por estas aguas de mayo que ahora resultan malditas y les digan que no hay más fondos para esta catástrofe de lodos y anegamientos, ¿se acordarán del que tiró por la ventana una fortuna pública por una espada trolera?... ¿Veremos la improbable vergüenza de alguien dimitiendo?... Y en su defecto, ¿se verá la autoridad de alguien cesando al enterado, al engañado, al trapacero o al untado?...