CORNADA DE LOBO
Minoría absoluta
EXISTEN las mayorías absolutas y no siempre son buenas, especialmente si se reiteran, fatigan o abusan, pues es recetable en democracia la alternancia para consagrar el sentido de la pluralidad que define siempre a toda sociedad vigorizando así el músculo del sentido y del bien común. Pero frente a las mayorías absolutas se alzan en su pequeñez unas minorías que, no por ello, dejan de ensayar su absolutismo si tienen o les dan oportunidad para ello. Sin embargo, hé aquí que comparecen en nuestra escena de la componenda postelectoral las minorías constituídas en clave, clavario y calvario, aunque muchas veces, más que llave, son en realidad tuerca cerril para apretar la chapa que blinda el buque público o la chalupa propia. Las tuercas, en fin, apercollan. Cuando las listas más votadas dependen de minorías que sólo son calderilla electoral y la pretenden a cualquier coste, puede aflorar -y aquí lo vemos y padeceremos- el sobreprecio astronómico de la operación o el chantaje solapado en el secreto de la mesa camilla en la que se negocian estas cosas... lejos del pueblo, muy lejos, lejos del sentido mayoritario del voto y lejísimos de los intereses y expectativas de la ciudad y de la civilidad. Así, a lo bobo, tenemos fuerzas políticas de voto residual convertidas por el azar de las urnas en condeduques ufanos. ¿De qué se ríen los leonesistas, si las urnas les ha propinado un severo correctivo?, ¿su objetivo era crecer o poder seguir contando en el chalaneo del reparto, pues pactar en política no es otra cosa que repartir, o sea, repartirse?... Hay quien con sólo tres sillones entre treinta se sube a las barbas del Cid proclamando «el alcalde soy yo». Claro, que enfrente tienen a veces a partidos mayoritarios sin mayoría que con tal de mantener a flote su balsa de náufragos, se bajan calzoncillos o la chupan a rosca. En ayuntamientos o corporaciones resultantes de estas elecciones el único vencedor claro fue la abstención. ¿Por qué esa población abstenida no habría de tener escaño?... ¿quizá porque entonces la mitad de los sillones estarían vacíos para vergüenza de los que ocupen el resto, a los que cabe culpar de desanimar al voto o desesperanzar a la sociedad?... ¿Qué democracia es ésta en la que la mayoría calla o no tiene voz y las minorías son absolutas?...