Diario de León

CRÉMER CONTRA CRÉMER

¿De qué se trata, que me opongo?...

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VICTORIANO CRÉMER
León

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EL MUY SEÑOR mío Argimiro del Campo y Rioseco, me envía una misiva que me obliga a reflexionar, porque el dicho señor, viene a decir y dice que se opone al resultado de las elecciones, antes de que se produzcan y porque entiende que el hecho de que sean los partidos libres como la burra del guarda en terreno de su propiedad y mando, no quiere decirse que se haya acercado de plano y en plano. Según sugiere Argimiro los presidentes de los distintos partidos políticos, sobre los que debe caer la responsabilidad de lo que resulte su selección, no han acertado, no han dado una en el clavo. Les hay mejores. Y no es fácil explicar al pueblo llano, no adscrito a ninguno de los grupos políticos que guerrean en el territorio de León y sus alfoces, por qué razón o sin-razón, salvo el coñazo impuesto de la igualdad, para que aparezca en la lista de los listos, precisamente aquella figura de la cual los anales dicen que no ha dado una en el dicho clavo ni cuando estudiaba para famosa, o en el caso del tal Argimiro, probablemente desde que su padrino le colocó de listero en una obra de viviendas para encogidos. El discurso de Argimiro tendrá su réplica no tardando, supongo, pues en estas tierras de pan llevar no se andan con chiquitas y por sacarle los ojos al pretendiente escogido por el capitán que les manda, daría sin duda un ojito de la cara, quedándose tuerto pero satisfecho¿ En el país, que se vive, Argimiro, todo el mundo tiene una teoría derecho a oponerse. Lo que no sabe ante quién ni siquiera exactamente por qué. En algunos casos la sinrazón de su oposición es tan trivial que no merece la pena ni replicar. Y los Organismos, acaban por constituirse con material de derribo, con gente evidentemente disciplinada y abundante en zalemas orientales, pero absolutamente en blanco si se trata de justificar su inclusión en la lista, solamente porque sabe decir «sí, señor, a lo que usted mande», mejor que nadie. Los Organismos se están formando, salvo excepciones que confirman la regla, con chicos y chicas obedientes y halagadoras, incapaces tal vez de oponer una objeción correcta en ningún caso, lo que hace que el resultado en general, es un cúmulo de disparates, por los cuales se nos van los dineros que estarían mejor empleados de no haber sido seleccionado el personaje que motiva la reclamación y el escrito de Don Argimiro del Campo y Rioseco, un nombre y unos apellidos que nos huelen a falsos de toda falsedad. Y si usted, señor del Campo, miente cuando más necesario era argumentar con la verdad de su nombre, entonces ¿qué podemos esperar de quien no ha prometido nada? Para su consuelo, si le necesita, le diré que yo también me opongo a lo que se fragüe en el Consistorio, en la Diputación o en el Cabildo. El ex presidente de la excelentísima, Javier García-Prieto, dice que no está decepcionado: Argimiro del Campo y yo sí¿

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