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Es la primera vez que un hospital español realiza el implante con carácter permanente

Un corazón artificial salva la vida a una paciente terminal en España

La operación se hizo en el centro Beltvitge de Barcelona a una mujer que no podía ser trasplantada

Castells confía en que la mujer podrá tener ahora una calidad de vida aceptable

Publicado por
R. Romar - redacción
León

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Estaba condenada a morir. Su corazón le había fallado sin remedio y tampoco podía aferrarse a la esperanza de un trasplante que su cuerpo no admitiría. Era una enferma con una insuficiencia cardíaca terminal a la que apenas le quedaban unas semanas, un mes como mucho. Era, porque ahora es simplemente una enferma con una expectativa de años de vida por delante gracias a un dispositivo eléctrico conectado a su ventriculo izquierdo, el que estaba dañado, que le permitirá bombear seis litros de sangre por minuto. Los necesarios para que el órgano se mantenga en funcionamiento. El aparato, de 120 milímetros de longitud, 30 de diámetro y 200 gramos de peso, le fue implantado el pasado día 5 por un equipo de cirujanos cardíacos del hospital Beltvitge de Barcelona en una intervención pionera en España, ya que el dispositivo tendrá carácter permanente. O lo que es lo mismo, es una terapia finalista, a diferencia de los sistemas de asistencia circulatoria que se aplican en otros hospitales españoles y que son provisionales a la espera de que el afectado reciba un trasplante. En este caso, la paciente, una mujer de 43 años, no respondía a ningún tratamiento farmacológico y tampoco podía someterse a un trasplante. El implante, que se le incorporó en una intervención de cinco horas, le permitirá mantener de forma indefinida la función cardíaca. Impulsa la sangre a la aorta El aparato, realmente, no es un verdadero corazón artificial, que suelen ser dispositivos de más de un kilo de peso sólo aptos para personas de gran envergadura. La paciente catalana mantiene su propio corazón, sólo que su ventrículo izquierdo está conectado a una turbina recubierta interiormente de titanio y exteriormente de un material biocompatible que levita magnéticamente e impulsa la sangre hasta la arteria aorta. El aparato se conecta a su vez a un cable conectado por debajo de la piel alimentado por baterías eléctricas. Este mismo sistema se implantó a un hombre hace siete años. Y todavía vive con él sin problemas. Turbina a 10.000 revoluciones El implante del dispositivo eléctrico es pionero en España, pero no en el resto del mundo, donde ya se han realizado más de 300 intervenciones de este tipo. Más que nada porque en España la necesidad no es hasta ahora tan apremiante como en otros países, donde un paciente puede tardar hasta dos años en recibir un trasplante. El dispositivo, una turbina axial desarrollado por la empresa Incor que trabaja a entre 5.000 y 10.000 revoluciones, se ha implantado en la cavidad torácica del paciente. Está conectada mediante un cable a una unidad externa de control informático y alimentada por unas baterías que se cargan con corriente eléctrica convencional. Cada una de las baterías, son dos aunque se podrían instalar más, tiene una autonomía de siete horas, con lo cual el paciente dispone de total movilidad y autonomía. También cabe la posibilidad de conectar el aparato a un enchufe. La desventaja de todo esto es el precio, ya que ronda los 90.000 euros.