Cerrar
Publicado por
CARLOS G. REIGOSA
León

Creado:

Actualizado:

EL MINISTRO israelí de Defensa fue contundente al asegurar que «ya no queda nada en la franja de Gaza que recuerde a Al Fatah». Tan rápida y fulgurante fue la toma del poder por parte de Hamás en este territorio palestino, en el que se apiñan 1,4 millones de personas, la mayor parte de ellas llegadas como consecuencia de la guerra de 1948. Los halcones judíos se han apresurado a rebautizar la zona como Hamastán, preludiando en ella un futuro régimen taliban. Y el mundo entero se ha despertado con el fruto de sus propios errores y descuidos: una Palestina dividida en dos partes difícilmente reconciliables. Desandar lo andado, si es posible, va a ser complicado. La franja de Gaza es un pequeño reducto geográfico al sudoeste de Palestina que tiene 51 kilómetros de frontera con Israel, 11 con Egipto y 40 con el Mediterráneo. Pero es lo suficientemente grande para ilustrar sobre la tragedia de un pueblo en cuyo seno se ha abierto una grieta muy difícil de restañar. Con lo ocurrido todo ha empeorado en Oriente Próximo. Se ha impuesto Hamás en Gaza, pero sin expectativas cabales de futuro (desgraciadamente, la catástrofe humana se vislumbra a la vuelta de la esquina). Y se ha debilitado la posición negociadora del presidente Abu Mazen ante Israel. Ahora, el caos y el desprestigio institucional mandan en Palestina, para sorpresa del Cuarteto (ONU, EE.UU., la Unión Europea y Rusia), que creían tener la situación bajo control. Su error -uno más, y no será el último- ha conducido a este trágico desenlace, en el que no hay más que derrotados. Ni siquiera Hamás puede cantar victoria ante la difícil situación económica a la que se va a enfrentar muy pronto. Tiene razón el primer ministro libanés, Fuad Siniora, al afirmar que el conflicto árabe-israelí es el que emponzoña toda la región y, por lo tanto, el que debe ser solucionado. Pero la toma del poder en Gaza por Hamás no ha hecho más que empeorarlo todo. Y de ello puede culparse a Irán y a los seguidores de Hamás, pero esta vez no al Cuarteto, que está haciendo lo que antes debió hacer con mayor empeño: apoyar al presidente palestino. La solución no es fácil, pero debe buscarse con ahínco. Porque todavía es posible empeorar.

Cargando contenidos...