Diario de León

QUERIDO MUNDO

Los riesgos de las misiones de paz

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CARLOS G. REIGOSA
León

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TIENE razón Mariano Rajoy en que nuestro Ejército «no es una ONG», pero quizá es en esto en lo único en que estamos todos de acuerdo, aunque no lo parezca. La cuestión de fondo que plantea el presidente del PP atañe a la naturaleza de los conflictos en los que estamos presentes. «Las tropas españolas están en un escenario de guerra y es absurdo ocultarlo para presumir de pacifismo», ha dicho Rajoy, dejando ver por dónde van sus tiros dialécticos. El líder popular trata de diluir o borrar las diferencias entre estar en Irak, Afganistán o Líbano al comparar los riesgos que se corren en esos países. Echa en olvido que a Irak se fue sin respaldo de la ONU ni del Parlamento español y a los demás lugares se acudió con todos esos amparos legalizadores. Rajoy ha reclamado ayer conocer «la verdad» de lo que sucede en Líbano, y tiene todo el derecho a exigirlo, pero eso no hace iguales las participaciones españolas en esos conflictos, por más que los escenarios se parezcan tanto que tampoco el PSOE deba minimizar los riesgos. Es hora de que el PSOE y el PP hablen el mismo idioma y se olviden de sacar tajada electoral de una actuación internacional que, en general, nos honra y que es el fruto de un compromiso de solidaridad acorde con nuestra posición en el mundo. Por ello, nadie debe ocultar que vamos a unas zonas de riesgo. Justamente acudimos a ellas porque sufren enconados conflictos de difícil salida. No nos engañemos. Les llamamos misiones de paz, y lo son, pero se desarrollan en espacios bélicos en los que no cabe descartar la tragedia. El atentado contra las tropas de la fuerza interina de la ONU en Líbano (Finul) era -y sigue siendo- una posibilidad no desdeñable. Las garantías que el movimiento chií Hezbolá puede dar en la zona que presume de controlar (algo que lo convierte en sospechoso) no hacen imposible un ataque de los salafistas suníes de Al Qaída, cada vez más presentes en Líbano. Se equivocó Aznar al meternos ilegalmente en una absurda «misión de paz» en Irak (porque él también le llamaba «misión de paz» a su desaguisado), no nos equivoquemos ahora llamándole escenarios sin riesgo a Líbano o Afganistán. Hay riesgos y a pesar de todo tiene sentido estar allí. Por el momento.

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