Diario de León
Publicado por
EDUARDO CHAMORRO
León

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HAY UN MODO de hacer claro, para quien lo tenga oscuro, el significado de la constitución por Hamás de una república islámica en Gaza. Es como si ETA se hiciera por las armas con un territorio de unos 400 kilómetros cuadrados en cualquier lugar de los Pirineos, por ejemplo, y reclamara de la comunidad internacional en general, y de Francia y España en particular, el reconocimiento de todos los derechos habidos y por haber a favor de semejante artefacto. Es muy probable que el Gobierno de Rodríguez Zapatero iniciara entonces un proceso de reflexión sobre el asunto, convocando para ello un comité de sabios, que no dejaría de verse asesorado por la vicepresidenta María Teresa Fernández de la Vega para que todos los convocados tuvieran bien presente la necesidad democrática de que hicieran un esfuerzo democrático para alcanzar una conclusión democrática que permitiera una decisión democrática. Todo eso llevaría un tiempo que dependería del que pudieran dedicar al asunto los convocados, y del que necesitaran los artesanos para la confección de las medallas con que los sabios verían recompensados sus esfuerzos. En cuanto a la república islámica de Gaza, empeño que demuestra que nunca hubo proyecto político civilizado alguno en la cabeza de Ismael Haniya, quien primero asumiría o asumirá una actitud impávida y un gesto de pensar en otra cosa sería Israel. Porque no será Israel quien afronte el trabajo sucio que exija la reordenación de las cosas en Gaza. Ni Jordania ni Líbano ni Arabia Saudí ni Egipto están en situación de considerar con amabilidad una experiencia republicana islámica en Gaza. Puede ser materia de debate la distinción de cuál de las potencias de la zona se siente más irritada ante el cariz de los hechos, o cuál de ellas puede sentirse más concernida por lo que el incidente de Gaza pueda tener que ver con la pugna de las potencias del área -Irán y Siria- por la hegemonía en Oriente Medio. Y también se puede discutir sobre cuál de esas potencias reflexionará con mayor detenimiento y amargura sobre la mejor medida a tomar. Lo que está muy claro es que Egipto no tardaría una semana en suprimir el artefacto de Gaza. Y a partir de ahí, ya no hay manera de discernir por dónde soplaría el viento sobre tan lunáticas cenizas.

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