Diario de León

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LOS ESPAÑOLES que ya tienen pelado el culo de ir a bodas recuerdan perfectísimamente un tipo concreto de papel higiénico y sus características, papel morenillo, El Elefante de marca y la Papelera Nacional firmando el hecho. Se vendía envuelto en celofán amarillo estampado con un elefante rojillo y un rollo en la trompa. En la autarquía franquista aquella, el papel era como todo, cutre, malote, de postguerra. Era papel hijo de reciclajes forzosos y nutrido con celulosa de chopo o broza; total, tenía mucha fibra y pajilla para dar al tacto nalgatorio la caricia característica de la lija, aunque el envés era satinado y podía escribirse en él; ahora ni lo intentes, aunque hay cosas y cartas que sólo deben escribirse en papel de wáter. En la antigua Alemania democrática han abierto un museo con la vivienda característica del régimen comunista con su mobiliario, electrodomésticos, cuchitriles o inodoros. Entre otros efectos, muestran el papel higiénico con que raspaban el culo los súbditos de Hoennecker. Me recordó al elefante ibérico, eran iguales, pero el locutor de la noticia no pudo reprimir cierta sorna ante lo que para él era un cilicio o, efectivamente, lija, según dijo. Sin embargo, tiene su elogio aquel papel higiénico de aspereza cruda y pobre. A saber: desde el principio de los tiempos y tras obrar de vientre, el hombre sólo se limpió el culo de dos formas, en seco o con agua. Lavarse es lo que hacen unos tres mil millones de gentes en el planeta, asiáticos los que más; el resto, con papel o como puedan, que hay formas cien de resolver el trance. Pues bien, cuando se hace en seco y con papel, hay dos opciones, papel áspero o satinado; ¿la diferencia?; uno raspa y rebaña; el otro esparce y unta porque no atropa. Es la misma disyuntiva de quien cagando en el campo no lleva papel; ¿con qué, entonces?; a mano tiene un canto redondo y un trozo de teja; ¿con cual?; pues sin dudarlo, con la teja; tiene arista para rebañar; el canto es suave, pero esparce. Con hierbas, hojas o ramas no se garantiza tanto. Resumiendo: con la teja... y con papel áspero, curiosamente el más barato. Conclusión: ante su eficacia a la primera pasada, se gastaría menos... y talaríamos menos. Y si dicen que raspa, más duele el estropajo de ducha o la depilación y no por ello Maricrú los ha abolido.

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