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| Visto y oído | Con sabor de fiesta |

En honor a la Virgen del Carmen

Tano, como le conocen sus amigos, en compañia de su compañero Goyo González

Publicado por
Andrea Cubillas - leon@diariodeleon.com
León

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Fiesta en el pantano El pasado lunes 16 de junio se celebró la festividad del Carmen, patrona de los marineros. Por ello, el Club Náutico de León, que se encuentra en el Pantano de Luna, el fin de semana se vistió de fiesta. En homenaje a su señora, el sábado, todas las barcas de la asociación, ataviadas con sus mejores galas, como manda la tradición, recorrieron el pantano en procesión portando a su señora. Como recompensa al trabajo de los socios por decorarlas el club hizo entrega de un premio a la mejor engalanada. El domingo las fiestas continuaron. En una mañana soleada, tanto socios del club como todo aquel que se acercó, pudieron disfrutar de un día lleno de juegos y actividades para los más pequeños y de una comida de excepción, paella valenciana. El club durante este verano va a celebrar varios cursos de deportes acuáticos, a los cuáles se puede apuntar cualquier persona sin necesidad de ser socios. Natación, vela o esquí acuático, serán algunas de las actividades que se desarrollaran durante estas jornadas. Emotivo adiós En este mes de julio donde el sol todavía no se anima a salir, el mundo de la medicina de León se despide de uno de los grandes. Don Victoriano, médico titular de la localidad de Carrizo de la Ribera, se jubila tras toda una vida dedicada en cuerpo y alma a sus pacientes. Por ello, su amigo y compañero, Goyo González, ha querido dedicarle unas bonitas palabras para despedir a un colega pero sobre todo a un gran amigo. Tano, como le llaman sus amigos, después de tantos años dedicados al ejercicio profesional, comienza a disfrutar de su tiempo libre, a no tener horarios y a realizar una de sus aficiones favoritas: anda por el campo recogiendo setas de San Jorge. La montaña de Villamanín fue el punto en el que dio sus primero pasos como doctor. Riaño, Villademor, Cabretos y Vegaquemada fueron los pueblos que disfrutaron de su trabajo durante los primeros años de profesión y, en los que quedó marcado para siempre su buen hacer profesional. Años de medicina rural, de estas las 24 horas del día dispuesto a atender a los pacientes y, como no, a que ellos se encariñaran con él. Su medicina fue humana y gratificante. Nunca pensó en el gasto farmacéutico ni en índices sintéticos sino que estaba pendiente en todo momento del niño con paperas o de la mujer embarazada. «Gracias por todo lo que me has enseñado, por todos los momentos compartidos y también en nombre de todos los que has ayudado. Gracias».