Una expedición española evalúa el impacto del deshielo en el ecosistema ártico
Un equipo de científicos del CSIC se ha desplazado al Ártico, a bordo del buque de investigación oceanográfica «Hespérides», en una expedición cuyo objetivo es evaluar el impacto del deshielo en ese ecosistema. Se trata del proyecto ATOS, enmarcado en el Año Polar Internacional, y es la primera de las campañas que acogerá este verano el Hespérides. Según ha señalado el jefe de la misión, Carlos Duarte, el Ártico está sufriendo un calentamiento más rápido que el resto del planeta, lo que provoca una rápida pérdida de hielo. En este sentido, advierte que el hielo ha acumulado durante décadas contaminantes que se liberan de golpe cuando se funde, con el consiguiente impacto sobre las comunidades de seres vivos. Además, la pérdida de hielo expone a las comunidades a la radiación ultravioleta, por lo que existe un serio riesgo de extinción para la fauna ártica. El deshielo ártico también afecta a las corrientes marinas globales, a su papel en la reducción del calor y a la regulación climática global. También ocasiona el incremento del nivel del mar del océano global, con la erosión de las playas, entre otros efectos. El investigador del CSIC explica que durante la expedición, «además de la investigación oceanográfica, habrá una importante actividad de investigación sobre la superficie helada: se tomarán testigos de hasta dos metros de longitud con el objeto de datar el hielo y cuantificar la carga de contaminantes que ha acumulado el hielo permanente, que tiene miles de años de antigüedad». Según los científicos, trabajar más al norte del paralelo 80 plantea muchas dificultades logísticas, y a los riesgos para la navegación de trabajar sobre el hielo se suman la falta de comunicaciones, porque los satélites no tienen alcance en latitudes por encima de los 80 grados de latitud norte; los fallos de funcionamiento de las agujas magnéticas y giroscópicas en la zona y, por último, la mala cartografía de los fondos. Duarte advierte de otro peligro que entraña el trabajo en la zona, el riesgo de ataques por osos polares, advirtiendo que cada año muere algún investigador víctima de estos ataques. Los investigadores que participan pertenecen al Instituto Mediterráneo de Estudios Avanzados (centro mixto del CSIC y la Universidad de Baleares), en Mallorca, y al Centro Mediterráneo de Investigaciones Marinas y Ambientales, en Barcelona.