Drogas y música no se dan la mano

Los dos principales festivales de música en verano, el Summercase y el FIB, albergaron este año a cerca de 260.000 personas y han cerrado sus carteles sin apenas incidentes relativos al consumo de drogas. En el festival Summercase, que entre el 13 y el 14 de julio recibió en Boadilla del Monte (Madrid) y Barcelona, a 109.000 asistentes, el hospital de campaña organizado para la ocasión no recibió ninguna visita por intoxicación y sólo se incautaron cantidades pequeñas de hachís, cocaína y éxtasis, informaron fuentes de la organización y de la Policía Local de la localidad madrileña. La mayoría de los agentes destacó la tranquilidad del festival en comparación con otros festejos y la buena educación de los jóvenes. Una semana más tarde, el Festival Internacional de Benicàssim (FIB) acogió oficialmente a 150.000 «fibers» y tampoco en él se registraron incidencias sanitarias, aunque sí hubo «una o dos detenciones» por posesión de drogas, apuntó el teniente de alcalde y concejal de Festivales, Gustavo Ramón. Sin embargo, la Fundación de Ayuda contra la Drogadicción (FAD) tiene una peor perspectiva, y reveló en uno de sus informes que el 59,2% de los jóvenes consumidores de drogas lo hacen por «diversión», y así, «muchos aficionados a la música también pueden considerar el consumo de drogas ilegales como un rito social más». Asimismo, desde el «stand» de la ONG Energy Control, que analiza sin otro compromiso la composición de cualquier droga, se señaló que en el FIB cada noche se estudiaron «sin descanso» unas 100 pastillas.