Diario de León

Cosas de aquí | Un viaje asombroso

De Bérgidum a Jerusalén

El Diario entrega mañana uno de los libros más sorprendentes de la gran Biblioteca Leonesa, «Itinerario», escrito en el siglo IV por una viajera monja berciana, Egeria

La monja Egeria procedía de una comunidad monástica berciana

La monja Egeria procedía de una comunidad monástica berciana

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E. Gancedo - león
León

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Está entre las primeras obras conocidas escritas por un paisano . Y además, paisana, en este caso. ¿Se imaginan cómo sería, qué penalidades habría de atravesar, cuánto tiempo tardaría¿ una persona que en pleno siglo IV decidiese emprender la titánica tarea de llegar desde León hasta Tierra Santa? Pues de ellos y de la profunda impresión religiosa y personal que causó en su ánimo nos da cuenta la monja Egeria en el libro Itinerario (también conocido como Viaje a los Santos Lugares ) que mañana entrega el Diario dentro de su monumental Biblioteca Leonesa de Escritores. Como todos los sábados, estas obras se ofrecen al simbólico precio de un euro y medio. Se trata de uno de los libros más sorprendentes de la colección (y casi imposible de conseguir fuera de ella) por su gran antigüedad, por el interés de la expedición -a tramos puede leerse como una novela de viajes y aventuras- y por el hecho de constituir un valioso documento que nos informa sobre la religiosidad y la sociedad de aquella época. Esta obra, «excepcional por tantas cosas -escribe Florentino Díez, de quien es la documentada presentación del libro-, fue descubierta en 1884 por G. F. Gamurrini entre varios documentos de la biblioteca de la Fraternidad de Santa María de Arezzo (Italia), que procedían del monasterio de Monte Casino, donde ya se menciona entre los códices de su biblioteca en 1532. Escrito en pergamino del siglo XI, se compone de 37 hojas y reproduce parte del manuscrito autógrafo que tuvo entre sus manos el abad Valerio cuando redactó su carta en el siglo VII». En el apartado de la biografía -bien difícil y recóndita, esta vez-, comenta: «Los escasos datos biográficos que tenemos proceden de una carta del abad Valerio, redactada en la segunda mitad del siglo VII. Hablaba de una monial -miembro de una comunidad de vírgenes- que alrededor del año 380 salió desde El Bierzo hacia Palestina. Algunos estudiosos consideran que hizo el viaje en compañía del emperador Teodosio, con el que pudiera estar emparentada. La descripción de ese viaje, que la ocupó tres años, es un documento excepcional de la historia de la literatura». Porque este detallado retrato de la Palestina del siglo IV, esta «guía de viaje» a medio camino entre el mundo tardorromano y el medieval, «es una obra todavía poco conocida del gran público. Y, sin embargo, es un escrito que, por su contenido, por la sencillez y gracia del estilo y por otras cualidades, es una obra valiosa y única». Florentino Díez también observa que, además de constituir un curioso exponente de la literatura de viajes, también «nos descubre la vida de la comunidad cristiana de Jerusalén en el siglo IV y nos acerca al nacimiento y desarrollo del monacato».

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