Los premios

SEGÚN ALGUNOS se dan demasiados premios y según otros aseguran que León es tierra cicatera en el reconocimiento de valores y que por tanto apenas si se dan las circunstancias naturales para la invención de premios que permitan distinguir el trabajo, el entusiasmo y la entrega de quienes a ellos se hacen merecedores. Los premios, además de para ejercitar a los organismos oficiales y privados en reconocer valores, descubren personajes y los personajes dan fe de unos valores reales, digan lo que quieran los renunciadores. La Casa Cultural de Armunia, que es poblado o barrio que exige una tutela más activa y real, ha concedido los premios Pícara Justina, la mesonera disparada y el Fray Gerundio de Campazas, rey de las extravagancias verbales de las tierras del Cea. Los afortunados y obligados ganadores fueron Amparo Valcarce y Santos Llamas. Firmo y confirmo. No se pudo acertar en mejor blando, porque tanto la señora secretaria de Estado de Asuntos Sociales como el Presidente de la Caja de Ahorros y Monte de Piedad que decimos los antiguos, son dos personajes ejemplares. Ambos, extraídos de zonas alejadas presuntamente del Centro operativo de la cultura como parece que debiera ser la capital, han llegado, han visto, han vencido y como el que no hace nada produjeron libros que los leoneses están obligados a conocer y que ahora se utilizan para cubrir las portadas de los diplomas que les han sido entregados a los ganadores. Amparo Valcarce es una berciana tan entera, tan segura, tan dispuesta que no se concibe ya en España una labor social que no haya sido pensada, quizá soñada por ella y que no fuera ella precisamente la que la impuso. Muchas de las obras sociales de las que el gobierno de Zapatero alardea y con razón, son fruto de los desvelos, del espíritu y de la constancia de esta mujer excepcional, a la que precisamente León debe un reconocimiento que supere el nivel del personaje Francisco López de Úbeda. Y don Santos Llamas, quiero decir del ser excepcional que en lugar de anclarse en obras culturales, benéficas, creativas y sociales han impuesto un sello superior de creador de riqueza. Difícilmente se consigue encontrar en la general antología española un hombre de tan clara tradición leonesista, de tan abierta disposición para todo lo que pueda serle útil a la comunidad y de cuantos llaman a su abierto corazón. Santos Llamas y Amparo Valcarce forman hoy el dúo de un León con sentimientos y con voluntades, de un León que necesita más que nunca el reconocimiento de todos sus hombres y mujeres, de los cuales estos dos premiados con el Pícara Justina y el Fray Gerundio de Campazas son ejemplo. Gracias a vosotros, por lo que sois y por lo que estáis dispuestos a conseguir y por lo que simboliza para un pueblo que, pese a sus limitaciones, de vez en cuando acaso por premiar al que no es ha premiado al que es.