Viena quiere ser «meca» gay
Según un estudio realizado entre homosexuales estadounidenses, estos turistas gastan un 43% más que los heterosexuales, por eso cinco ciudades luchan por conseguir un mayor atractivo para ellos
La competencia es feroz: Amsterdam, Berlín, Buenos Aires, Barcelona... y ahora Viena se ha lanzado a la carrera para convertirse en la «meca» del turismo gay, una comunidad que viaja y gasta más que los heterosexuales y por la que el sector turístico está decidido a reinventarse. Famosa por su música clásica, sus elegantes fachadas y sus cafés tradicionales, la capital austriaca quiere incluir en su reputación la modernidad y la apertura, con la salida este verano de la segunda edición de una guía para homosexuales: 48 páginas en la que tienen cabida discotecas, tiendas, saunas y hasta playas nudistas en el Danubio destinadas a los turistas gays. Consciente de la ventaja que le llevan ciudades como París, Berlín y Barcelona, que encabezan el «ranking» europeo de destinos favoritos de gays y lesbianas, Viena «trata de ponerse al día» con la «Queer Guide», según su directora, Susanne Langer. La guía ofrece además un rico abanico de anécdotas de famosos o nobles homosexuales e invita, por ejemplo, a visitar la residencia de verano del príncipe Eugenio de Saboya -1663-1736-, «uno de los gays más importantes de la historia de Austria», o el domicilio del compositor Franz Schubert -1797-1828-, fallecido de sífilis, supuestamente contraída durante su única relación sexual con una mujer. Mayor capacidad de gasto Para los profesionales del sector, esta comunidad «es un grupo muy interesante. Suelen estar interesados en la cultura y como no tienen hijos, pueden viajar más fácilmente y gastar mucho más que los heterosexuales», argumenta Langer. Según un estudio realizado entre homosexuales estadounidenses en Amsterdam, estos turistas desembolsan un 43% más que los heterosexuales. «A menudo, los dos miembros de la pareja trabajan y no tienen gastos fijos» como los que representa tener hijos.