Expertos señalan el aumento de parejas de hecho en el nuevo siglo

A la familia tradicional, pilar de la sociedad e institución clave le han salido en la España de hoy modelos alternativos impensables hace unos años. «Hay una tendencia hacia una mayor cantidad de formas estructurales de la familia que antes eran más desaprobadas socialmente», afirma María Ángeles Cea D'ancona, autora del libro «La deriva del cambio familiar», editado por el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS). Proliferan las uniones de hecho, familias monoparentales, reconstituidas después de divorcios anteriores, parejas homosexuales, hijos adoptivos y «cada día -subraya la experta-- se observa una mayor aprobación social». Según la autora, profesora de Sociología en la Universidad Complutense de Madrid, esta institución progresa en España hacia modelos más abiertos, plurales, igualitarios y democráticos, reflejo de los valores que predominan en la sociedad de nuestro tiempo. La eclosión de estos diversos tipos de familia en España a inicios del siglo XXI surge con algo de retraso respecto a los países nórdicos del «viejo continente», donde este maremagnum de formas de convivencia ya estaba implantado hace casi dos décadas. «Quizá por eso en nuestro país está surgiendo con tanta rapidez y con tanta tolerancia», explica Cea. Con todo, los nuevos modelos coexistirán pero no sustituirán a la familia nuclear de toda la vida, formada por padre, madre e hijos. «La familia tradicional sigue estando vigente claramente y es la más predominante, si bien se registra una tendencia ascendente hacia la formación de parejas de hecho, que se han multiplicado un 2,5 en los censos de los últimos años». La mayor apertura social y legal a las nuevas formas de convivencia ha generado modificaciones incluso en algunas de las «nuevas» familias de final de siglo XX. En los 90, por ejemplo, las parejas de hecho que tenían un hijo se casaban. Hoy ya no. En la década de los 90, los hijos fuera del matrimonio representaban un 9,6% y ahora, según datos del Centro de Investigaciones Sociológicas, suponen el 24%. Los nuevos modelos de familia se expanden hasta las parejas que tienen hijos adoptados, sean extranjeros o españoles, o aquellos que se establecen en una nueva familia después del divorcio. Luego están las familias monoparentales o las parejas o matrimonios que están juntos «pero separados» por motivos profesionales, por una decisión propia o por una crisis temporal que pretenden superar. Reparto de roles Los papeles que protagonizaba cada miembro en la familia tradicional y los nuevos tipos de esta institución implica también un cambio de roles positivo. «Ahora están más abiertos entre ellos, se avanza hacia un modelo permisivo y dialogante entre los padres y los hijos. La familia será más abierta y comunicativa. Los hijos ya charlan más con los padres, tienen una mejor relación y dialogan más entre ellos. Y eso conlleva que tengan menos prisas por independizarse». El nuevo papel de la mujer, según Cea, ha sido un «agente activo» de los cambios familiares por su incorporación al mercado de trabajo. Aún así, a pesar de los avances hacia la igualdad, socialmente los hijos siguen considerándose responsabilidad principal de la madre, de quien se esperan concesiones por el bienestar de ellos. El mayor equilibrio doméstico entre la pareja se alcanza cuando la aportación económica laboral de la mujer iguala, o incluso llega a superar, a la del cónyuge. Respecto al papel de la tercera edad en la familia del futuro inmediato, indica que «antes las mujeres eran las que se ocupaban tradicionalmente del cuidado de los mayores. Surge una incompatibilidad con la tendencia ahora de su integración en el trabajo». Cea cree que los abuelos no se quedan al margen, «porque se observa también que están muy implicados en la familia en el cuidado de los nietos, un modelo que posibilita a la mujer dedicarse al trabajo».