Cosas de aquí | Pim, pam, pum...
Siete codornices por escopeta
La apertura de la media veda en la provincia, con siete piezas de promedio por cazador, no responde a las expectativas, que hacían esperar buenos resultados en el secano y en el regadío
La espectacular media veda que se esperaba, especialmente en los campos de secano, se ha quedado muy por debajo de lo previsto a tenor de los resultados de la primera jornada. De aprobado raspado podría calificarse si se tiene en cuenta que, según los cálculos de la delegación leonesa de la Federación de Caza, unas siete piezas por cazador sería el promedio. Los páramos altos con predominio de centenal y los secanos de Tierra de Campos serían las zonas mas prolíficas, mientras que los regadíos del Páramo y del Esla, sin apenas rastrojos de trigo, se quedarían incluso por debajo del citado promedio. Una campaña pobre, en definitiva, siempre según las estimaciones de esta primera jornada tomadas hacia la una del mediodía. La jornada amaneció fresquita y con ligero viento. El campo inundado de rocío y el canto de la codorniz como fondo presentaban una prometedora estampa. Muy pronto, casi entre dos luces, sonaban los primeros disparos de los impacientes que han estado toda la noche soñando con codornices. Los cazadores veteranos que recriminan a los debutantes y poco a poco las cuadrillas que toman la mano muy despacito, dejando trabajar a los perros. Así es la caza en la media veda, tranquila aunque emocionante siempre que no falte lo esencial: la codorniz. En malas condiciones Ya se sabía que en los campos de regadío se iba a cazar poco y mal. El otoño húmedo impidió preparar las tierras y sembrar el trigo, por lo que la superficie de este cereal se ha quedado muy por debajo del pasado año. Este hecho, unido al elevado precio que alcanzó el maíz, animó a los agricultores a sembrar este cultivo. Con más del ochenta por ciento de las parcelas ocupadas por el maíz y otro diez por ciento de remolacha o alfalfa, los cazadores deben recorrer kilómetros para llegar a una parcela de trigo con el riesgo de que, cuando lleguen, esté siendo cazada por otra cuadrilla. Además, a esta dificultad se suma que en general tampoco es un buen año de codorniz. En el secano, sin embargo, las cosas apuntaban diferente. Parecía que, por fin, nos encontrábamos con un buen año ya que la pequeña gallinácea había criado bien a lo largo de la temporada. Aquí el problema eran los topillos, o más bien el veneno que algunos agricultores ya están utilizando contra la plaga y que puede fácilmente envenenar también a los perros. Pero las ilusiones se fueron apagando hasta el punto de que alguien hizo el siguiente comentario: «¡A ver si están guardadas en las cuevas de los topillos!». Topillos, otro problema Lo que si pudieron constatar los cazadores es que el roedor ya está aquí con toda su familia y que los perros se vuelven locos escarbando las huras para conseguir el sabroso bocado. Pese a todo y no sin esfuerzo, las codornices iban saliendo y las perchas se iban llenando. El secano tiene la ventaja de que cuando arranca una codorniz, si se la falla o no se la puede tirar, siempre queda el recurso de tomar la referencia de donde se posa y acudir a buscarla, con un alto porcentaje de posibilidades de volverla a arrancar y esta vez a postura de perro. La media veda que ayer ha comenzado proseguirá hasta el día 16 de septiembre. El pasado año comenzó bien y acabó bastante mal. En el ánimo de los cazadores está que este año comience regular y acabe bien. En todo caso siempre quedará el recurso de las palomas o, simplemente, de salir al campo con un buen bocadillo y toda la camaradería de la cuadrilla que, tras varios meses, se reencuentra.