Diario de León
Publicado por
XOSÉ LUÍS BARREIRO RIVAS 1397124194
León

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SI NO HABLAMOS del error, volveremos a cometerlo. Y por eso considero muy necesario criticar el vigente modelo de asistencia humanitaria, sin dar oportunidades para que el discurso autocomplaciente que sigue a cada envío de material urgente se instale en la opinión pública. Porque no parece moralmente soportable que el primer avión con ayuda destinada a los afectados de un terremoto producido a primeras horas del miércoles haya salido hacia Perú en la madrugada del sábado. El problema se plantea porque la ayuda del Estado no se tramita directamente, sino por medio de oenegés. Y por eso tuvimos que asistir al lamentable espectáculo de una reunión convocada el jueves por la Secretaría de Estado de Cooperación, que no consiguió poner las ayudas en Perú hasta la mañana del sábado, noventa horas después de la tragedia. ¿Cuánto tiempo se necesita para cargar un jumbo con agua, mantas, galletas energéticas y tiendas de campaña? ¿Qué hay que discurrir y planificar para acudir a una tragedia periódica y siempre idéntica a sí misma? ¿Qué rayos hacemos esperando a que intervengan gobiernos a todas luces incapacitados para dar respuesta al desastre? El paso de las horas es crucial en este tipo de tragedias. Y el no acudir a tiempo es la causa inexorable de hambrunas, muertes, pillajes, epidemias y dolor sin cuento. La solución es que, con independencia del papel que puedan cumplir las oenegés en el transcurso del tiempo, la ayuda de las primeras horas tiene que ser gestionada por el Estado, y ejecutada por el Gobierno, con todos los medios civiles y militares necesarios. Y esa ayuda tiene que basarse en un fondo permanente de recursos -alimentos, agua, mantas y personal experto y equipado- que puedan ser movilizados en menos de diez horas. El Estado, que paga sus servicios con impuestos progresivos, es el instrumento de acción de los pueblos, y en ningún caso puede trasladar la responsabilidad de la intervención inmediata ni a las oenegés, ni a las aportaciones voluntarias ni a la conciencia solidaria de la gente. La idea de que los españoles llegamos a Perú de forma eficiente e inmediata sólo se materializa si nuestro Gobierno y nuestros impuestos tienen los aviones cargados antes del amanecer. Todo lo demás es propaganda, o lavado de conciencias, que no debemos tolerar.

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