Diario de León

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NADIE decía tengo cagalera , sino estoy descompuesto . Cuando la flora bacteriana intestinal se descompone, sobreviene la papurria, esa descomposición que llega con un elemento agresivo o bacteria no invitada; y entonces el culo se convierte en caño. Se ignora si con esta teoría intestinal podría explicarse que Gallardón quiera concurrir a las generales para que Madrid «tenga voz en la Cámara», que los socialistas catalanes quieran tener grupo parlamentario propio o, por lo mismo, que los unionistas populares navarros mosqueen a Rajoy con idénticas intenciones. ¿Es que no se fían ni de los suyos y quieren a toda costa ser dueños de su grito o su portazo?... Porque viene a ser esto como un «dame la hijuela, que es mía» o «trae pacá el micro, que esto es karaoke y cantamos todos, pero no en coro o conjunción, que ahora toca tiempo de solistas... y solistos (cada cual a su bola, que puede ser puta bola, cencerra o desafinada). El solismo (el solitarismo es otra cosa y la soledad otra condena distinta) se alza como tendencia en moda. Como moda es antigua, eterna, pero sólo se luce o se extiende cuando hay dinero para pagársela. Es el caso. Así que nos descomponemos parlamentaria, territorial o familiarmente y en todo lo que haya que descomponer. Están tocando a generala para partir, repartir y volverse cada cual a su útero y aparejarse una guarida, pues la casa de todos es ahora intemperie, la familia un holograma y cada reunión se resuelve con disputa... ¡que me des la hijuela... y que te den!... Sin embargo, la civilización comenzó cuando el hombre descubrió la «y», la conjunción, el uncirse conjunta y libremente. Aquella «y» se reveló como complementación necesaria que dejó vieja y anacrónica la dispersión de familias y clanes en autarquía rudimentaria, recelando siempre o devorándose. Pero con la «y» nació la suma, nació la ciudad. La ciudad es la que parió lo civil, lo civilizado, la civilización... la distribución de papeles, la economía del esfuerzo, la comunidad... nació el construir, el arte y el ocio como fin del negocio... nació lo mutuo, el hoy por tí y mañana... El solismo y el solateras tapan un miedo que no quieren confesar; es el miedo del ignorante a lo desconocido o un miedo, sobre todo, a los demás... ¿quizá porque «el infierno son los otros», según Sartre?...

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