Ya tenemos Ayuntamiento

DESDE EL PASADO e histórico mes de junio, León, o sea nuestra patria chica, ya cuenta con un municipio o concejo estable, bien formado y a gusto de la mayoría de los señores elegidos para eso, para formar ayuntamiento. Como alcalde primero, aparece Don Francisco Fernández, que es el titular conocido y honrado, y se anuncia la creación de un nuevo cargo en la formación: la de vice-alcalde o alcalde bis, que viene a ser como un sustituto para caso de enfermedad y ausencia. La UPL ha decidido, al cabo de muchas y profundas cavilaciones, otorgar su fe y sus votos al Partido Socialista, dejando en la cuneta de la oposición a Don Mario Amilivia, alcalde musical y predilecto de los señores, señoras, niños y ancianos de clase medio-media, porque en León la clase superior o aristocrática hace muchas décadas que fue arrasada por el viento de la indiferencia; y cubriendo el expediente del máximo mando e influencia Don Javier Chamorro, al cual corresponde ocupar el cargo supremo cuando el supremo legal no esté en casa¿ El nuevo formato municipal, del cual se puede anticipar nada, sino que por sus obras les conoceremos, anunció, con gran alarde de gestos, que el fundamento operativo de la nueva corporación se fundamenta en el propósito inversor: cifrando en nada menos que quinientos millones de euros la cuantía de los que se previene para obras de las llamadas de infraestructura, de educación, de vivienda, de centros de sanidad y de acogida y de ese sin fin de necesidades reales de la Ciudad. Naturalmente -porque así es el juego- no todos los contribuyentes y electores estarán de acuerdo con los planes que se proyecten, porque cuando se tapa una trampa suele aparecer un nuevo descosido. Y el municipio que este equipo recoge está tan transido de deudas, que se sospecha que lo primero que importa es sanear hacienda y procurar adecuar el empleo de lo que reste después de pagar las deudas para fines prácticos y no para cubrir expedientes de manirrotos y de inventores de fantasías orientales. Se dice que los organismos leoneses han venido pecando -y gravemente- de despilfarradores, de abundamientos del dinero del común para cerrar brechas, y parece ser que existen pruebas que acreditan esta falta de tacto y de prudencia a la hora de disponer de los dineros de la colectividad. Piense el nuevo Concejo que el dinero no es suyo, que los bienes no corresponden al patrimonio personal de cada edil, sino que se crea mediante un trabajo serio, responsable y eficaz. Cuando se dice que por sus obras conoceréis a los nuevos mandantes municipales, estamos poniendo la mano en la llaga, la economía. Pero no una economía de libro de texto, sino la economía que impone su signo a los vecinos. Los vecinos, pues, deseamos a los unos y a los otros suerte, vista y al toro. ¡Y que Dios reparta suerte!