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Enfrentados por el móvil

Los vecinos de La Peza se dividen en el referéndum propuesto por el Ayuntamiento para votar la instalación de una antena de telefonía y solucionar así la falta de cobertura

fuera del pueblo

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efe | la peza

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El referéndum que se celebró ayer en el anejo de Los Villares, en el municipio granadino de La Peza, divide a los vecinos de este pequeño pueblo de algo más de cien habitantes entre los partidarios de autorizar la instalación de una antena de telefonía y los detractores de esta tecnología. La iniciativa, impulsada por el propio Ayuntamiento ante las «suspicacias» que levanta el proyecto de instalar la antena, la única que existiría en el pueblo, donde actualmente no hay suficiente cobertura, no deja indiferentes a los lugareños, que desde primeras horas acuden a la urna instalada en la Casa de la Cultura. Aunque la mayoría de los vecinos consultados por Efe se mostraron partidarios de disfrutar de las ventajas que ofrece la telefonía, muchos de ellos quieren que la antena se instale, pero fuera del casco urbano. «Queremos que la antena se ponga pero fuera del pueblo, porque aquí traería mucha radiactividad y es peligroso para la salud», comentó Felisa Gómez, una vecina de Los Villares que recogía firmas a las puertas de la Casa de la Cultura para pedir que la antena se instale en un cerro próximo que «un señor» ha ofrecido. «Vivimos en un sitio que no lo habrá en toda España, sanísimo, sin infecciones y no podemos decir que nos negamos a que la pongan, porque todos tenemos móviles, pero no queremos que sea dentro del casco urbano», añadió. Estas discrepancias surgen después de que el Ayuntamiento haya anunciado que, en caso de que los vecinos aprueben la antena, facilitaría a la compañía telefónica un terreno municipal junto al salón de festejos de la localidad. No obstante, el alcalde pedáneo de Los Villares, José González, aseguró que la alcaldesa de La Peza, Celia Santiago -PP-, y él mismo estarían dispuestos a reunirse con la compañía para que la antena pudiera instalarse «más lejos». Este responsable teme que, ante la negativa de los residentes, la compañía interesada condene «a los cuatro vecinos que hay en el pueblo a que no hablen con el móvil en la vida».

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