Diario de León

Los expertos aseguran que la causa es que la educación que reciben los niños es muy permisiva

Aumenta el número de menores enreinserción por pegar a sus padres

En lo que va de año se han recibido 3.500 denuncias de progenitores maltratados En España hay más

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Aroa Pérez - madrid
León

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Pedro tiene 15 años, es hijo de una pareja de arquitectos y está pasando este verano recluido en un centro de reinserción. Golpeó repetidamente a su madre con la consola que acababa de recibir porque «no era el último modelo». Fue la gota que colmó el vaso, porque no era la primera vez que este adolescente pegaba a su progenitora. Pero no se trata de un caso aislado, ya que entre enero y junio de este año se han recibido 3.500 denuncias de padres desesperados que han optado por la última opción posible: denunciar a su propio hijo por maltrato. Se trata de una cifra seis veces superior a la del año 2000, pero que según los expertos sólo refleja los casos más extremos, un 10% del total. Según algunas estimaciones, hasta un 17% de las mujeres maltratadas lo son por sus hijos. «Es un problema actual que nos afecta a todos», destaca Maria Jesús Mardomingo, presidenta de la Asociación de Psiquiatría Infanto-Juvenil. Centros adecuados En la mayoría de los casos, el asunto se resuelve de forma extrajudicial a través de la conciliación familiar llevada a cabo por un trabajador social. En los más graves, la agresión conduce a los jóvenes a la pérdida de su libertad y a su reclusión en reformatorios. Carmen Balgafón Lloreda, directora de la Agencia para la Reeducación y Reinserción del Menor en Madrid, alerta sobre el gran número de menores internados en centros de reinserción que rompen el estereotipo que se tenía hasta ahora de los infractores. «Son hijos de familias de clase media-alta que a los nueve años ya tienen la llave de casa, no tienen cortapisas y son los reyes del hogar. Cuando comienzan a recibir las primeras negativas en la adolescencia empiezan a maltratar a sus padres», subraya. Conocidos como «los niños de la llave», estos jóvenes crecen solos y desarrollan problemas de afectividad que pueden desembocar en comportamientos violentos. La ausencia de los padres en el hogar y su escaso contacto con los hijos es uno de los grandes problemas al que se enfrentan a diario educadores y pedagogos. «Las mujeres han salido fuera de casa y los padres no han entrado», explica la psiquiatra María Jesús Mardomingo. Ante la imposibilidad de empezar a educar a los jóvenes en la adolescencia, la especialista recomienda «como situación ideal» que uno de los dos padres esté en casa a partir de media tarde, «cuando vuelvan los niños». Educación permisiva La presidenta de la Asociación de Psiquiatría Infantil -Juvenil culpa a la educación permisiva, «la que nunca dice no», de ser «una enorme tragedia» al no enseñar al niño a respetar los derechos de los demás. «El concepto de autoridad está en crisis», afirma.

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