Dos puntos

VENTAJAS de verano fresco: descubrimos que se pueden hacer más cosas: meter bici, sacar juego o coger un libro olvidado en el que las preguntas viejas aún no tienen respuestas nuevas: ¿por qué enmudecieron los poetas andaluces; de dónde venimos; de qué murió el capitán Garfio; somos buenos por naturaleza o es el clima lo que nos encabrona; por qué acusaron a Sócrates de corromper a la juventud; tiene más razones un Papa o un novelista?, preguntas aconsejables porque masajean el cerebro con fines saludables, a saber: librarse de aburrimientos, engrasar las conexiones neuronales y dar pistas de cómo matar el tedio: o durmiendo o escapando, porque la mayoría de las enfermedades se pasan o curan con un viaje, como sostenía la medicina griega, así que procede una vuelta a la redonda por prescripción de las nubes, elige: páramos, riberas o montañas, que es donde viven ciertos héroes y se refugian los huídos de todo tiempo; pues la montaña, que la hay de varias clases: de peña pura y calva, de tupido monte berciano o de vallinas enjauladas donde la vida mide dos praos y un padrenuestro, donde la pobreza aguzó el ingenio, la solidaridad se decretó por norma y donde la humildad casó con la belleza, belleza que adopta múltiples formas: natural en mil caras nuevas cada primavera y artificial donde el hombre puso mano y no manaza: casa justa, tapia encuadernada, molino, pontona, pajar, cabaña, fuente, lavadero, horno, hórreo, palomar, aunque en la escapada que nos dimos asomaron nuevas vecindades: un chalet de ostentosa bofetada sobre casa que derruyeron en el último pueblín de un valle y, más arriba, otros dos de cumbre picuda o filandesa pintados de colorete como si hubiera prestado la brocha un indiano portugués, dos mordiscos al paisaje y dos tiros ante los que caben sólo preguntas: ¿se permite esto, quién da licencia, por qué quieren llamar la atención sus dueños; dónde ponen el gusto cuando les sale de la cartera; por qué estos crímenes paisajísticos no escandalizan; vale de algo preguntarse esto; es bueno en días nublados escapar a la montaña?; pues sí, por razones tres: esponja el alma pese a pedradas en el ojo, instruye de dónde iremos a dar y porque el zapatista Jose dice que a la entrada de Babia hay una pintada reciente que lo explica casi todo: «Euribor, hijoputa».