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AUNQUE en corral ajeno ni te metas, no me privo, pues lo haré en franquicia por el hueco que dejó Umbral, ese boquete en la página última de la competencia (lo del colega matutino es de antes), ese furaco que su director se aprestó a reparar con ladrillos de albañilería asamblearia, pero uno a uno, cien firmas de gentes del periódico y de pluma desfilando ante ese foso vacío que habrán de llenar de la mejor forma; con esmero, se supone, porque es mucho reto y todos miran. Habrá galanteos, mandoblazos, ingenios y carabelas. El duelo florido sólo acaba de empezar. Los últimos en comparecer lo tendrán algo peliagudo viendo ya dicho todo lo por decir, pues aunque el director les da licencia para que escriban de lo que les salga al vuelo o al duelo, ¿quién en ese karaoke de columnistas que se pasan la pluma tendrá cojones de bailar sobre la tumba de Umbral sin dedicarle siquiera un memento de tres líneas?... Lo veremos. ¿Y qué pasará con ese hueco cuando concluya el cortejo de los cien hijos de la ausencia?... Si se trata de una oposición solapada por ver quién le sucederá en ese púlpito de doctorado en escrituras, que detengan la retahíla, sobra. Esa heredad es a toda luz de Raúl del Pozo por hacerlo como el dios (o mejor en según cómo) y porque demuestra tener entrañas de delfín al estar ungido por el maestro, que le citaba entre admiraciones. Sólo Raúl, por razones de fraternidad, podía inaugurar sin piedad ni condolor ostentado este sepelio columnero, esta procesión de recuerdos y retratos. Raúl, con sinceridad de hermano de tinta; los demás, vete tú a saber. Pero será Raúl quien se quede con la parcela, si es que no se decide finalmente no edificar en ella como se acordó en principio con la furacona que dejaron las Gemelas de Nueva York (pero al final allí se edificará; y aquí, también). Cuando murió Campmany ocurrió algo parecido en el abecé , que su hueco era huerto enorme donde poco o nada haría el que sólo escarda ajos, así que mejor fue reparcelar la página y que aliviara la ausencia el maquetista. Apostaremos, pues, por Del Pozo de entre todos los columnistas de esta columnata que le hace panteón circular a Umbral. Raúl es de raza en esto del periodismo... y en levantarle las faldas a los días para conocerle el garito a las cosas.